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¿Cómo tener relaciones sanas? La responsabilidad afectiva

Saber equilibrar entre lo que nosotros queremos, respetando lo que la otra persona quiere y necesita, es parte de la responsabilidad afectiva

Escrito en MENTE SANA el

Los expertos en psicología y relaciones sociales, consideran que la responsabilidad afectiva es una herramienta que permitirá que superemos y enfrentemos probables conflictos con los demás, pero ayudándonos a solucionarlos. Un conflicto no siempre es malo, si se trabaja, también es una oportunidad de desarrollarlo.

En un mundo cada vez más individualizado, donde prácticas como el ghosting son cada vez más frecuentes, es necesario no olvidarnos de ser responsables con nuestros sentimientos y con los del resto, así como de nuestras acciones.

(foto: unsplash)

¿Qué es la responsabilidad afectiva?

Una responsabilidad afectiva consiste en ejercer una relación con libertad, cuidando de uno mismo, de los sentimientos personales, y los de la otra persona, para ayudarnos a crear vínculos sanos.

También consiste en saber y entender que nuestras acciones y/o palabras, por simples que parezcan, pueden tener un impacto significativo en el o las otras personas que nos rodean y con quienes tenemos una relación (de amistad, pareja, laboral, etc).

Hay que aclarar que responsabilidad afectiva no significa hacerse cargo o priorizar los sentimientos de los demás por sobre los nuestros, porque no es así; la responsabilidad afectiva busca un equilibrio entre las necesidades de ambas partes, ya que propone expresar lo que se quiere y necesita, además de los deseos individuales y en conjunto, pero siendo respetuosos, considerando y validando las de los otros

{"field1":"«Como indica el término, se trata de ser responsable con las relaciones que establecemos, pero eso no significa sobreproteger», explica la psicóloga Pilar García Flórez.","field2":""}

Por esto, la responsabilidad afectiva significa que también tendremos que decir las cosas como son, de manera sincera y completa, incluso si puede no ser agradable para el otro.

(foto: unsplash)

¿Cómo se ve la responsabilidad afectiva?

Uno de los principales logros que tendremos con la responsabilidad afectiva, será la de vínculos sanos, que nos permitirá tener seguridad, confianza, autonomía individual, así como un compromiso equilibrado y mutuo entre las personas (o sea, saber que si sales con alguien, ese alguien no mira a más personas).

Además, la responsabilidad afectiva también considera el uso de la comunicación asertiva, ya que tener una comunicación buena, es aquella en la que seremos empáticos, amables, e incluso si estamos compartiendo algo que nos molesta, no dejaremos de lado el respeto por el otro.

Como extra, una responsabilidad afectiva se mira como:

  • Dejar en claro qué es lo que se espera de una relación y considerar los sentimientos (propios y ajenos). Es importante que ambas partes sepan lo que se busca con la relación o el conocerse, y que de esa manera la elección de seguir o no, sea libre.

  • Poner límites sanos, de parte de cada uno, que permitan la sana convivencia y respetarse.

  • Comunicarse, expresar los sentimientos, necesidades e intereses.

  • Comprender que “toda acción tiene una reacción”, y todo lo que hagamos, podría tener consecuencias en el otro.

(foto: unsplash)

El ghosting y otros ejemplos de falta de responsabilidad afectiva

Seguramente en alguna ocasión has conocido a alguien (e incluso a ti pudo haberte pasado) a quien le pasara que repentinamente, la persona con la que hablaba simplemente desapareciera, sin dar ninguna señal, ni alguna razón para hacerlo. Todo iba bien, y de pronto desaparece. A eso se le llama ghosting, y es una práctica que va en aumento en los últimos tiempos.

Los expertos consideran que la carencia de responsabilidad afectiva es cada vez más frecuente, por lo que es más común ver a personas con el corazón roto, personas que se quedan en un estado de duda por no entender cómo es que repentinamente (y sin mediar palabras) un vínculo entre dos personas se rompió.

El gaslighting también es un ejemplo de falta de responsabilidad afectiva. Una persona que ejerce gaslighting, ejerce un abuso emocional, manipulando de forma indirecta y bastante discreta, para que la otra persona dude de sí mismo: desde su físico, hasta sus ideas y sentimientos. Usualmente es utilizado para ejercer control sobre la otra persona o para librarse de algún problema de pareja y limpiarse la responsabilidad. “Eso nunca pasó” o “eres demasiado exagerado/a” son algunas de las frases más típicas.

Otros ejemplos son: 

  • Dar “alas” o ilusiones falsas a la otra persona, aún si sabemos que no es de nuestro interés, o que no cumpliremos eso de lo que estamos ilusionando.

  • No hablar de nuestros sentimientos o de cómo nos sentimos (para bien o mal), o no dejar las cosas claras, y pretender que el otro va a adivinar nuestras necesidades o sentimientos.

  • No dejar que la otra persona exprese sus emociones, o decir que no son válidas solo porque no se comprende, o no se quiere comprender.


(Con información de: ABC Bienestar, Universidad Autónoma de Guadalajara, Psicología y Mente.)