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5 heridas emocionales de la infancia que perduran en la edad adulta

Las heridas emocionales de la infancia surgen por el rechazo, el abandono o la humillación en casa, lo que genera adultos con problemas para relacionarse

Escrito en MENTE SANA el

Las heridas emocionales de la infancia no solo afectan nuestra vida mientras somos niños, generalmente perduran hasta la edad adulta, afectando nuestras relaciones y nuestra forma de percibir el mundo.

La infancia es uno de los periodos más importantes en la vida, ya que es durante estos años en que se forman las primeras experiencias y las bases del desarrollo tanto personal como social.

(Foto: Pexels) 

Es por ello que, las heridas de la infancia pueden tener un impacto importante en la vida adulta, a tal grado que afectan la forma en que nos relacionamos y hasta nos percibimos. A continuación, te mostramos algunas de ellas para que las reconozcas y puedas trabajar para superarlas.

Heridas emocionales de la infancia

Muchas veces, no le damos importancia a las heridas de la infancia hasta que llegamos a la edad adulta y nos enfrentamos a situaciones que no podemos manejar adecuadamente. Lo importante es que al reconocerlas, no intentemos ocultarlas, sino sanarlas. Estas son algunas de las más comunes:

1. Abandono

Una de las heridas de la infancia que quedan profundamente grabadas en la memoria de una persona es el abandono. Esto puede surgir cuando a un niño se le deja solo por periodos de tiempo prolongados o cuando uno de sus padres se va de casa sin darle ninguna explicación, incluso cuando alguno de los dos o ambos fallecen.

(Foto: Pexels) 

Como consecuencia, el niño desarrolla tristeza, inseguridad, sensación de estar desprotegido y dependencia emocional, lo que perdura hasta la edad adulta y afecta sus relaciones personales, pues hay un profundo miedo a que su pareja o las personas que ama lo abandonen.

2. Traición

Prometerle a los niños cosas para luego nunca cumplirlas, es una de las peores cosas que se pueden hacer, ya que con el tiempo, el pequeño pierde la credibilidad en las personas y se siente traicionado.

Una promesa significa mucho para un niño, por lo que no cumplirles puede generar heridas emocionales profundas que perduran hasta la edad adulta, haciendo que se desarrolle una especie de desconfianza ante quienes prometan cosas constantemente. Con el tiempo, se vuelven personas intolerantes, inseguras y desconfiadas con todos, lo que arruina sus relaciones personales.

(Foto: Pixabay) 

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3. Rechazo

Otra de las heridas emocionales que perduran en la edad adulta es la ocasionada por el miedo al rechazo, que impide que aceptemos nuestros sentimientos, pensamientos y vivencias.

Es ocasionado por el rechazo de los padres y familiares durante la infancia, generando un dolor que impide desarrollar una autoestima saludable y amor propio, lo que provoca un constante pensamiento de ser rechazado y no deseado.

También hay descalificación hacia uno mismo y hacia las propias cualidades, lo que hace pensar que no se merece el afecto ni la comprensión. Poco a poco, hay aislamiento emocional por temor a volver a experimentar ese sufrimiento de la niñez.

4. Humillación

Esta herida emocional en la infancia se genera cuando un pequeño siente que los demás lo desaprueban y critican, por ejemplo, cuando constantemente se le dice que es torpe o tonto, o incluso cuando se ventilan sus problemas personales o sentimientos más íntimos para que se burlen.

(Foto: Pixabay) 

La consecuencia es que se destruye la autoestima infantil y se genera una personalidad dependiente, además de que se opta por ser tirano o egoísta en la edad adulta como un mecanismo de defensa, incluso para humillar a los demás para evitar que lo humillen.

5. Inseguridad

Finalmente, cuando a un niño se le impide tener distintas experiencias con tal de sobreprotegerlo, se genera una herida que trae como consecuencia una profunda inseguridad en la edad adulta, un miedo hacia lo nuevo y desconocido.

Si desde la infancia un niño cree que todo lo que no conoce o es diferente es algo malo o que le hará daño, es probable que al ser adulto no se atreva a salir de la zona de confort para aprender cosas nuevas o hasta visitar solo un nuevo país.

Las heridas en la infancia que perduran en la edad adulta deben trabajarse, preferentemente de la mano de un profesional, pues de lo contrario, afectan seriamente las relaciones personales, la convivencia y el desarrollo personal.

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(Con información de La mente es maravillosa y Mejor con salud)