Seguro que cada día tienes la percepción de que el tiempo pasa más rápido que cuando eras niño y que cuando menos te das cuenta, ya es tu cumpleaños otra vez o se acercan los festejos de fin de año. ¿A qué se debe tener esta sensación? La ciencia tiene la explicación.
El tiempo no siempre fluye al mismo ritmo y hay veces en que una hora puede sentirse como un instante o, por el contrario, un minuto volverse una eternidad.
La percepción que tengamos dependerá en buena medida de lo que estamos realizando y de qué tanto estamos disfrutando.
¿Por qué sentimos que el tiempo pasa más rápido?
Una forma sencilla de entender esto puede ser imaginando que estamos en un concierto de una hora escuchando a nuestro cantante favorito, mientras que en otro escenario, estamos esa misma hora formados para un tedioso trámite.
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Es probable que el tiempo pase volando escuchando nuestra música favorita, pero en el caso de la tediosa fila, seguro que cada minuto será eterno. En los dos casos el tiempo es el mismo, pero la percepción cambia por el nivel de disfrute.
Pero algo que muchos han notado es que conforme nos hacemos mayores, el tiempo parece pasar más rápido y la ciencia explica por qué.
En 2005, dos psicólogos de la Universidad Ludwig Maximilian de Munich, realizaron un estudio donde encuestaron a casi 500 personas de entre 14 y 94 años para entender cómo percibían el paso del tiempo.
Al analizar los resultados, encontraron que los adultos tienden a sentir que el tiempo transcurre cada vez más rápido, especialmente cuando se trata de periodos extensos, como años o décadas.
¿A qué se debe este efecto?
La respuesta es, la rutina. De acuerdo con el portal especializado La mente es maravillosa, cuando somos pequeños cada día es una aventura, pues aprendemos cosas nuevas constantemente, inventamos juegos y nos sorprendemos con facilidad, lo que hace que los días se sientan más largos.
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Al respecto, David Eagleman, neurocientífico, señala que cuando una experiencia se repite, las neuronas que se encargan de registrarla se activan menos, pero cuando las experiencias son novedosas, el recuerdo será más intenso.
De manera que, la percepción del tiempo se basa en la cantidad de nuevos recuerdos, lo que ocurre de forma más remarcada en la infancia, mientras que en la edad adulta, la vida se vuelve rutinaria.
¿Debo resignarme a que el tiempo pase rápido?
De acuerdo con el portal Muy Interesante, se cree que la percepción del tiempo comienza a acelerar el paso del tiempo, a consecuencia de la reducción de la producción de dopamina en el cerebro, impactando nuestros relojes internos.
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A medida que envejecemos, tenemos menos experiencias excitantes emocionalmente, como:
- Un primer beso
- Una primera cita
- Ver el mar por primera vez
- Experimentar los primeros días de escuela.
Según el medio citado, esta reducción en la intensidad emocional nos hace experimentar lo que se llama hipótesis habitual, lo que significa que la mayor parte del tiempo estamos en piloto automático.
Tenemos una rutina que hace que todo sea monótono, no pensamos demasiado y con ello, los días pasan volando.
Por ello, la clave para modificar tu percepción del tiempo es hacer nuevas actividades cada vez que puedas. Apúntate a una clase de cocina, planea un viaje con una cultura opuesta a la tuya, cambia el trayecto a tu trabajo, haz un deporte o visita nuevos restaurantes.
Hacer estas nuevas actividades te dará nuevos recuerdos que aunque no detienen el tiempo, si son un primer paso para empezar a percibir que pasa más lento.
(Con información de La mente es maravillosa y Muy Interesante)