Vamos caminando por la calle y el ruido de los coches nos llega por todas partes. Ya nos acostumbramos. Entramos a un edificio, ya sea de nuestra casa o de nuestro trabajo, y el escándalo parece disminuir, pero lo interesante es que los sonidos te siguen hasta el lugar en el que te encuentras y se reparten en toda la construcción, afectando la forma en la que te sientes.
¿Has escuchado que un espacio tiene mala vibra? Puede que sea cierto.
¿Por qué crees que te sientes más tranquilo cuando estás caminando dentro en un museo?
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"La arquitectura aural tiene que ver con cómo escuchamos los edificios, con los sonidos dentro de los edificios y cómo reaccionamos a estos", explica Trevor Cox, un ingeniero acústico de la Universidad de Salford, en Manchester, Reino Unido.
Para comprobarlo, el exingeniero eléctrico del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Barry Blesser, recomienda ingresar a un lugar vacío y taparse los ojos. En sus palabras, podrás escuchar la grandeza del salón en el que estás.
"(sabrás) si el techo es bajo o si tiene alfombra solo por la forma en la que el sonido rebota en estas superficies. Podemos escuchar todo tipo de cosas. Lo que pasa es que no ponemos atención", dice Blesser.
La manera en que el sonido interactúa con la estructura física de un edificio puede alterar nuestros estados de ánimo y emociones de manera significativa.
Piénsalo: no es lo mismo trabajar en un espacio donde te sientes cómodo y a gusto que hacerlo en uno con mucho ruido.
Los sonidos molestos han sido asociados con la depresión y la ansiedad y hasta podrían reducir el rendimiento humano.
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El efecto de la arquitectura aural no solo se limita a un espacio de trabajo, sino que lo podemos experimentar incluso cuando vamos a un concierto.
Si lo hacemos sentados en la Sala Nezahualcóyotl o en el Palacio de los Deportes varía nuestra experiencia. Y sí, puede que tengan diferente capacidad de aforo, pero al final la forma en la que están construidas también influye.
Con información de la BBC