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La doctora que aprendió a “donar vida” al lado de un Premio Nobel

Es Clara Gorodezky Lauferman quien es cofundadora del Registro de donadores de médula ósea y del primer laboratorio especializado en este tipo de células.

Escrito en LÍDERES DE LA SALUD el

Con la consigna de su padre de que sin importar lo que decidiera hacer en la vida, lo tenía que hacer bien, la doctora Clara Gorodezky Lauferman se inclinó por la inmunología. Tuvo como tutor al doctor Jean Dausset, Premio Nobel en Medicina, quien estudió los genes que tienen que ver con el trasplante de médula ósea, y junto con otros de sus profesores fundó el Registro de donantes de médula ósea y el primer y único laboratorio especializado en México para recibir y exportar células de este tipo.

“Mis padres me educaron para terminar una carrera. Mi papá me dijo: no me importa lo que seas, pero tienes que hacerlo bien”.
 

Y aunque se casó y tuvo su primer hijo cuando todavía no terminaba la licenciatura, y dio a luz a su segundo vástago una semana después de su examen profesional, la familia no fue un impedimento para continuar su desarrollo integral.

Egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con maestría y doctorado de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la doctora Gorodezky estudió y construyó su carrera al lado de Jean Dausset, profesor del College de France y Premio Nobel en Medicina.

En entrevista con SuMédico, relata:

“En 1980, el doctor Jean recibió el premio Nobel por descubrir los genes HLA (antígeno del leucocito humano), que tienen que ver con el trasplante de médula ósea. Era un ser humano con una calidad humana impresionante, que desafortunadamente murió en 1992”.
 

Pionera en el estudio de la inmunogenética en México

La inmunogenética aborda las bases genéticas de la respuesta inmunitaria y se enfoca en el estudio del sistema principal de compatibilidad entre paciente y donante, ya sean familiares o donadores altruistas de tejidos, órganos sólidos y transfusiones.

La doctora Gorodezky cuenta que también tuvo como tutor a Mario Salazar Mayen, quien fundó el primer Servicio de Alergia de México, en el Hospital General. Fue el jefe de ese servicio durante 27 años donde inició la Escuela Alergológica Mexicana.

Fue con el doctor Salazar con quien comenzó a trabajar el área de la inmunogenética:

“Él era un gran visionario y fue quien dijo que teníamos que meternos en esa área y bajo su tutoría fuimos pioneros del área de inmunogenética en México y yo fui muy feliz trabajando con la población mexicana”.
 

Comenzaron a describir los genes del complejo principal de histocompatibilidad que son los genes HLA, que están en los linfocitos humanos.

“Empezamos primero con los pocos sueros que había entonces a hacer la genética de la población mestiza mexicana y después publicamos un trabajo en náhuatl”.

Por otro lado, aunque con miedo por tratarse de un área poco explorada, la doctora tomó valor y decidió adentrarse en el terreno de las enfermedades:

“Nos dimos cuenta de que había muy pocos genes y antígenos que habían sido descritos; los antígenos son proteínas que se expresan en los glóbulos blancos y nos pusimos entonces a estudiar enfermedades como la lepra para darnos cuenta de que en esta enfermedad existen genes de susceptibilidad”. Es decir, que hacen más proclive que las personas desarrollen la enfermedad.

Seleccionar un donador adecuado, una gran responsabilidad

Gorodezky, quien es investigadora emérita del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), cuenta como comenzó a estudiar diferentes poblaciones mexicanas (indígenas y mestizas) y resultó que era el sistema más importante para seleccionar pareja donador-receptor para los trasplantes tanto en órganos sólidos como en médula ósea.

“Cuando nos percatamos de la enorme responsabilidad que es seleccionar a un donador, comenzó la presión para que apoyáramos a los pacientes para encontrar un donador compatible para poderse trasplantar. Y ello era el terror porque implica una mayor responsabilidad”.
 

La doctora pasó de publicar artículos científicos a trabajar directamente en el área de trasplante de médula y encontró una gran diferencia entre ambas actividades:

“No es lo mismo hacer investigación y publicar a que estemos enfrentando la responsabilidad de elegir un donante adecuado para los pacientes, entonces era ya tanta la presión que pensé en trabajar el área de trasplante y entonces se comenzó a crear el registro de donadores de médula ósea".

La herencia es completamente a la suerte…

Algunas personas piensan que el tener muchos hermanos garantiza contar con un donador adecuado en una situación de urgencia; sin embargo, la doctora Gorodezky aclara:

“Si tienes un enfermo en la familia no importa cuántos hermanos tengas, la cuestión es que la probabilidad que hay de tener un hermano compatible, tengas uno o diez hermanos, es del 25%, ¿por qué? pues porque es la posibilidad de herencia que tenemos entre los hijos”.
 

La doctora, quien fue nombrada Embajadora de la Salud por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), detalla que la probabilidad de heredar genes iguales es del 25%, 25% de que sean desiguales y el 50% de que compartan una mitad de la información porque todos heredamos la mitad de información de la mamá y la otra mitad del papá. Hay cuatro posibles combinaciones genéticas.

Ante la situación anterior y con la poca información al respecto en ese momento, la doctora pensó “ni modo, tenemos que meternos, vamos a meternos y vamos a trabajarlo”.

“Me entró el ataque pues pensé que si queríamos ayudar a mucha gente teníamos que acreditarnos y si queríamos mandar y recibir células del extranjero había que crear el registro de donadores de médula ósea y así lo hicimos”.

El primer registro altruista de donadores de médula ósea

Exportar células y recibir células de otros países no era algo sencillo. Se requería de controles de calidad externos “y me fui a Estados Unidos a trabajar con un colega para lograr el primer y único laboratorio acreditado a nivel internacional y lo logramos".

 

“Si no hay un donador dentro de la familia, lo buscamos fuera de esa familia por medio de la creación de un registro altruista de donadores de médula ósea”.

Posteriormente, la doctora implementaría el área de radioisótopos en el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (Indre), una tecnología innovadora requerida para implementar nuevas tecnologías.

Donar vida, el objetivo principal

Actualmente la doctora dirige la Fundación Comparte Vida A.C., una Asociación sin fines de lucro que lucha contra la leucemia y otras enfermedades de la sangre o genéticas, cuyos objetivos principales son impulsar el crecimiento del Registro Mexicano de Donadores No Relacionados de Médula Ósea (Donormo) y aumentar la conservación de células progenitoras de cordón umbilical (BACECU).

“Nos enfocamos en ofrecer una alternativa a todos los pacientes que requieren de un trasplante de médula ósea como tratamiento para luchar contra enfermedades de la sangre y no cuentan con un donador compatible dentro de su familia”.

Finalmente, la doctora aclara que contrario a la creencia popular, donar médula ósea no es un proceso peligroso ni doloroso, es un proceso muy sencillo como donar sangre, que puede salvar muchas vidas.

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