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El venomólogo que creó 16 antivenenos y salvó incontables vidas

El doctor Alejandro Alagón es bioquímico de profesión y venomólogo por convicción. Ha logrado reducir hasta un 80% la mortalidad por picaduras de alacrán

Escrito en LÍDERES DE LA SALUD el

Como de costumbre, don Ramón se encontraba realizando sus tareas como jardinero de un rancho ubicado en la Huasteca Poblana, cuando de pronto, una mordida feroz lo tomó por sorpresa. Una serpiente nauyaca le había encajado los colmillos en su pantorrilla, dejando al trabajador, quien se encontraba solo, con una sentencia de muerte que pocos han sobrevivido para contar.

Don Ramón comenzó a sufrir los síntomas de una picadura de víbora: sangrado en las encías y sangrado estomacal. Por poco muere, pero “todavía no le tocaba”, como se dice coloquialmente. Tampoco salió ileso, la mordida de la nauyaca causó que su pantorrilla perdiera una buena parte de su musculatura, provocando una discapacidad permanente.

Alejandro Alagón era un niño de 6 años de edad que no desaprovechaba ninguna oportunidad cada que visitaba el rancho de su abuelo, donde trabajaba don Ramón, para preguntarle sobre la mordedura letal que había sufrido.  

Atónito por la impresión, el curioso niño desarrolló una inquietud casi obsesiva hacia los venenos, lo que décadas después lo llevaría a la creación de 16 antivenenos que han salvado incontables vidas, pues han logrado reducir la mortalidad de picaduras de animales ponzoñosos en México hasta en un 83%.

En esa época, don Ramón fue tratado con base a plantas tradicionales y su curación fue milagrosa. Aun así, para caminar tenía que empujarse la rodilla para atrás antes de poder dar el siguiente paso. Los antivenenos todavía eran algo raro de ver en México.

(Foto: Especial)

Venomología, ciencia poco conocida que nada tiene que ver con Marvel

El doctor Alejandro Alagón Cano se formó como médico y posteriormente se graduó como doctor en Bioquímica. Actualmente es investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM. Desde su estancia en la Facultad de Medicina comenzó a hacer investigaciones y trabajos con venenos de diferentes especies. En su posdoctorado se especializó en venenos de avispas y en la actualidad, Alagón es un líder en el campo de la venomología al trabajar con todo tipo de venenos terrestres desde hace 40 años.

La venomología, una especialidad desconocida por la mayoría, es el estudio de los venenos y los antivenenos.  Es parte de la rama de la toxinología, ciencia que estudia las toxinas y que a su vez es parte de la toxicología, definida como la ciencia que se ocupa de los efectos adversos a la salud causados por agentes químicos, físicos o biológicos.

En México, la venomología es una ciencia de especial relevancia dado que la fauna del país se compone por numerosos animales ponzoñosos que pueden poner en peligro la vida de las personas.

(Foto: Unsplash)

Alacranes causan 300 mil picaduras peligrosas cada año

El doctor explica que, en el país, desde el punto de vista epidemiológico, el principal problema de animales ponzoñosos o animales venenosos son los alacranes, porque producen al menos 300 mil picaduras peligrosas al año. 

Le siguen los vipéridos, con 4 mil mordeduras al año. Se dividen en dos categorías: las víboras de cascabel, que incluyen las nauyacas, y los cantiles, y las serpientes de coral, que tan sólo constituyen 80 casos anualmente, aunque todos casi fatales o fatales.

Hay un campo de acción limitado por parte de los médicos y los expertos al tratar las mordeduras de los arácnidos. Además, en México solo hay dos arañas verdaderamente peligrosas: la viuda negra y la violinista.

La venomología, entonces, se encarga del estudio del veneno de cada una de estas especies venenosas y de la posterior creación de un antiveneno específico para cada animal. Pero el gran reto también es para los doctores, quienes se enfrentan con la identificación de estas picaduras y sus síntomas, muchos de los cuales son difíciles de diagnosticar por la falta de información acerca del tema, dice Alagón.

{"field1":"En el caso de las arañas es todavía más difícil, porque diferenciar entre una picadura de mosquito, una infección de piel o una mordedura de araña, habría que tener mucha experiencia para poderlo hacer.","field2":"Dr. Alejandro Alagón"}

(Foto: atlasanimal.com)

Picaduras de serpiente causan la muerte a las 24 horas

De acuerdo con el experto, hay 300 especies de alacranes en México, de las cuales solo 10 ó 12 son verdaderamente peligrosas para el hombre. Una tercera parte del territorio mexicano es el hábitat de dichas especies dañinas pues se encuentran en Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Oaxaca, Morelos, el sur del Estado de México y el sur del estado de Puebla.

Las víboras se encuentran en todo el país, pero sí hay estados donde hay una mayor incidencia de picaduras. El problema en este sentido es que en el caso de las mordeduras por serpientes coralillo, como solo hay 80 casos al año, hay poca experiencia en su diagnóstico y tratamiento y las consecuencias de no tratar o usar el antiveneno correcto son la muerte en 12 o 24 horas tras el evento.

Las picaduras de arañas también pueden ser letales si siguen el curso del envenenamiento sin un tratamiento. Son las mordeduras de las arañas violinistas las más difíciles de identificar porque su veneno produce necrosis cutáneas, que son lesiones en la piel que producen problemas sistémicos a las 6 ó 12 horas, explica el venomólogo.

En el caso de las arañas viudas negras, su diagnóstico es más sencillo porque el veneno es neurotóxico, éste produce un dolor severo en el cuerpo y parálisis que desaparecerá hasta tres días después. Con el antiveneno la intoxicación desaparece a la media hora. 

(Foto: panza-rayada, Araña Viuda Negra - panoramioCC BY-SA 3.0)

De jugar con un libro de estampas de Disney a crear su primer antiveneno

Cuando el doctor Alejandro Alagón tenía 7 años se compró un libro de estampas de Disney que se llamaba “Animales del desierto de México y Estados Unidos”; en él aparecía el monstruo de Gila, que es el único lagarto verdaderamente venenoso que existe en el mundo.

Cuando empezó a trabajar con venenos en el laboratorio de un colega, éste le consiguió un dragón o monstruo enchaquirado, que es primo hermano del monstruo de Gila, que habita en Sonora. Fue así que el experto concluyó su doctorado caracterizando algunos de los componentes del veneno del monstruo enchaquirado.

Este fue el primer antiveneno que el doctor hizo y solo ha sido utilizado dos veces en México: con un veterinario del zoológico de Chapultepec, que cuando se enteró que su mujer estaba dando a luz se distrajo y metió el dedo a uno de ellos y el otro caso fue el de un campesino en el Cañón del Sumidero que le pisó la cola a uno y terminó con una mordida en el talón.  

(Foto: Theo Kruse / Burgers'' ZooGila monster (Heloderma suspectum)CC BY-SA 4.0)

¿Cómo se crean los antivenenos?

El primer paso es extraer el veneno de los animales. En el caso del alacrán lo que se hace es dar un pequeño toque con un electrodo en el aguijón, lo que hace que se contraiga el músculo y se expulse el veneno. En el caso de las serpientes, tal como en las películas, lo que se hace es introducir sus colmillos en una copa, o cuchara si es coralillo, cubierta con plástico para que salga el veneno.

Con las arañas es más complicado ya que tras estimular la picadura, se debe separar el veneno de los jugos gástricos. En el caso de las arañas violinistas, la extracción de su veneno se hace mediante cultivos celulares de la bacteria E. coli.

Después se comienza a inmunizar a caballos con cantidades pequeñas del veneno para el cual se quiere producir el antiveneno. Por ejemplo, para producir un antiveneno contra alacranes, se tiene que inmunizar con cantidades pequeñas de veneno de por lo menos cuatro especies del animal, de tal manera que el antiveneno que resulte al final proteja contra la gran mayoría de las especies peligrosas de México.  Es el mismo proceso con las serpientes y las arañas, explica el especialista.

Hay recolectores profesionales de estas especies en México y el mundo y son los que capturan a los animales para el proceso de recolección de su veneno.

(Foto: Unsplash)

Sangre de caballo, el elixir que salva del envenenamiento

A lo largo de cinco o seis meses se tiene que ir incrementando la cantidad de veneno que se les inyecta a los equinos a fin de que tengan niveles de anticuerpos tan altos que puedan neutralizar la toxina.

{"field1":"Una persona picada por un alacrán, víbora o araña no tiene tiempo para producir anticuerpos, entonces tenemos que pedir prestados anticuerpos del caballo para neutralizar las toxinas.","field2":"Dr. Alejandro Alagón"}

La sangre del caballo es el elixir con el que se producen los antivenenos y es en el plasma, un componente de la sangre, en el que se producen los anticuerpos.  Tras el periodo de espera, se saca sangre al caballo con el citrato de sodio, un anticoagulante.  La sustancia se introduce en una bolsa de donación de sangre y ésta se deja colgada para provocar la sedimentación de las células sanguíneas. 

Este proceso toma aproximadamente una hora y media. Al final quedan completamente separados las células y el plasma y la sangre se regresa al caballo para que no sufra anemia; en todo momento a los caballos se monitorea su salud.

Una vez en el laboratorio, lo que sigue es purificar el plasma mediante un proceso de digestión en el que el líquido resultará con el anticuerpo que neutraliza la toxina. Lo que queda es inyectar el antiveneno a una persona intoxicada.

¿Cuántos tipos de veneno hay?

El hobby del doctor Alejandro Alagón es la jardinería. Cuando vivió en Cuernavaca y estaba construyendo su casa, él se encargaba de los arreglos del jardín. “Hice lo que nunca se debe hacer”, comenta, “metí la mano en un lugar donde no pude ver”. Un alacrán lo picó y 30 minutos después, el malestar severo del veneno neurotóxico hizo efecto.

{"field1":"“Yo le decía a mi esposa “no te preocupes, estás con el máximo experto en picadura de alacrán”.","field2":"Dr. Alejandro Alagón"}

El doctor empezó a moquear, a salivar, no podía a hablar, tenía que escribirle a su esposa para poder comunicarse. Ella quería llevarlo al hospital, pero la curiosidad científica es más grande que todo.

{"field1":"Yo le decía (a mi esposa) \"Espérate, es que yo quiero ver cómo se siente\".","field2":"Dr. Alejandro Alagón"}

Al cabo de un rato le llegaron crisis de vómito y ahí fue cuando le pidió el antiveneno a su esposa. A los 15 minutos todo estaba bajo control. “Que fregonería de antiveneno hacemos”, pensó el doctor.

En México se cuenta con cinco tipos de antivenenos. Uno es el antiviperino que sirve para las serpientes cascabel, que incluyen los cantiles y las nauyacas. En segundo lugar, está el antiveneno para las serpientes coralillo, en tercer lugar, el antiveneno para la viuda negra, en cuarto lugar, el antiveneno para la violinista y en quinto, el antiveneno para el alacrán.  

A su vez, hay dos tipos de venenos. El veneno neurotóxico, que lo tiene el alacrán, las viudas negras, la coralillo y algunas especies de cascabeles.  Este produce parálisis respiratoria, broncoconstricción, salivación excesiva y dolor de cuerpo. El otro veneno es el dermonecrótico, que es propio de la araña violinista y las víboras cascabel y causa destrucción de músculo esquelético y daño sistémico.

(Foto: Mordedura de serpiente. AfroBrazilianIctus serpentis 02CC BY-SA 4.0)

“Hacer un anti veneno cuesta mil pesos, las farmacéuticas lo dan en 16 mil”

Se le preguntó al doctor Alagón sobre el panorama de la venomología en México y la creación y distribución de antivenenos. Dijo que todavía falta mucho por hacer en el país. Se debe asegurar el abasto de los antídotos, así como reducir su costo. El veneno más caro es el de la araña violinista, que algunos laboratorios comercializan en 16 mil pesos, aunque el doctor Alagón explica que tan solo cuesta mil pesos hacerlo.

Los grandes hospitales son quienes acaparan la mayoría de los antivenenos pero son los lugares más alejados en donde también se necesita. Asimismo, cree que debe haber una campaña de educación continua para los médicos de primer nivel a fin de poder diagnosticar y tratar a tiempo todos los casos de picaduras que se presenten.

Aun con todas las dificultades, su mayor satisfacción es haber contribuido a la reducción de la mortalidad por picaduras de animales venenosos. La mortalidad por picadura de alacrán se ha reducido a más del 80% y por serpientes a más del 60%.

“Ese es mi mayor logro. Ahora se muere menos gente que cuando yo empecé a trabajar con esto y no solo es mérito mío, sino de los médicos y laboratorios. Creo que podemos estar satisfechos de lo que hemos hecho”, finaliza el venomólogo que encontró su profesión por la picadura a un trabajador del rancho de su abuelo, lugar donde hoy produce los antivenenos.

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