El ritmo frenético de vida que llevan las personas hace que muchos hijos abandonen a sus padres de la tercera edad para cumplir con sus tareas. Sin embargo, esto implica que los adultos mayores se queden solos en casa y existen quienes, aún con la posibilidad de quedarse sin un acompañante por horas, se resisten a recibir ayuda.
¿Un asilo? Ni pensarlo. Incluso algunas familias cierran esa puerta. ¿Por qué? por el elevado costo que tienen o porque a pesar de todas las indisposiciones o dolencias, existen viejitos que todavía se pueden valer por sí mismos y no quieren expulsarlos de su casa.
Aparece entonces la opción de contratar a un cuidador personal, una persona encargada de estar con ellos y cuidarlos, pero cuando las personas mayores no quieren que un profesional les eche la mano en sus tareas cotidianas, surge otro problema.
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El envejecimiento limita el movimiento, la velocidad de reacción, y los sentidos como la vista, el gusto o el olfato, ya no nos los de antes. Por ello, el llegar a esta etapa de la vida requiere de una ayuda extra.
De acuerdo con Virginia Barriomontero, psicóloga y psicogerontóloga, lo principal es que los adultos mayores sean conscientes de sus necesidades, ya que si no admiten que necesitan ayuda, nunca la van a aceptar aunque su familia se las ofrezca con las mejores intenciones.
"Cuando el anciano todavía cuenta con todas sus facultades, pero el principal problema es el déficit de movilidad normal de la edad, lo mejor es intentar convencerlos de que un cuidador les va a facilitar la vida.
Tienen que ser los hijos o los nietos quienes identifiquen las principales tareas en las que pueden necesitar ayuda, e intentar entrar por ahí. A veces, la mejor manera de que acepten a un cuidador es comenzar con algo como: Mira, va a venir una persona a ayudarte a hacer la comida todos los días", explica Barriomontero.
La soledad en la tercera edad:
Es más probable que los adultos padezcan problemas como ansiedad y depresión cuando llegan a la tercera edad, ya que conforme va pasando la vida, les va costando más trabajo acoplarse a las pérdidas: que los hijos ya no están, los fallecimientos... todo esto puede llegar a una consecuencia como el aislamiento y/o el sentimiento de carencia de un propósito (que ya no encuentran razones para querer levantarse de sus camas).
Por ello, una de las recomendaciones que da la Doctora Irma Ceja Martínez, médico especialista en medicina interna, fellow del American College of Physicians y ex presidenta del Colegio de Medicina Interna, es cultivar amistades mediante actividades como la inscripción a grupos comunitarios, ayudar a los vecinos o la interacción con otras personas, ya que eso los hace sentir acompañados y escuchados, reduciendo así las probabilidades de que se depriman.
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¿Cómo trabaja un cuidador de personas de la tercera edad?
En palabras de Diego Regaño, fundador de Cuidado Mayor, una plataforma profesional española que pone en contacto a las familias con los cuidadores, "Nosotros recomendamos que los cuidadores comiencen trabajando dos o cuatro horas al día con los mayores ayudándolos con tareas del hogar. De esta manera, evitamos que el anciano se sienta minusvalorado porque ya no puede hacer determinadas cosas y favorecemos que se establezca un vínculo con el cuidador".
Y ¿Qué pasa si el adulto mayor tiene Alzheimer?
En este caso es importante encontrar a un cuidador muy paciente y cariñoso y, sobre todo, con mucha experiencia previa en el cuidado de personas con patologías, indica Regaño.
Con información de El País, Sumédico.com