Las ideas del movimiento antivacunas están cada vez más de moda, lo que ha causado que enfermedades que se pensaban erradicadas estén resurgiendo, poniendo en peligro la vida de millones de niños a nivel mundial.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los movimientos antivacunas se están convirtiendo en una amenaza cada vez mayor para la salud de las personas.
No vacunar a los niños está propiciando que resurgan enfermedades como el sarampión, poliomielitis y difteria, que ya estaban superadas desde hace 30 años en Europa y América Latina.
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Las cifras son cada vez más alarmantes, ya que se estima que cada año mueren en el mundo 1.5 millones de niños por enfermedades que se podrían prevenir a través de las vacunas disponibles.
La poliomielitis, un mal que ocasiona graves secuelas, está cerca de ser erradicada gracias a las vacunas, lo que también ha logrado bajar las cifras de muertes por sarampión en un 74% en sólo una década.
Esta enfermedad está en camino a desaparecer totalmente, sin embargo, está resurgiendo en algunos países ricos donde prácticamente estaba suprimida.
Esos mismos lugares, presentan aumento en los casos de difteria, una enfermedad causada por una bacteria que inflama las vías respiratorias y que ya había sido erradicada.
Recientemente, un niño no vacunado en España murió a causa de la enfermedad.
Las campañas de desinformación en contra de la inmunización han provocado brotes de sarampión en Europa y ya se han registrado 41 mil niños infectados.
Los argumentos de las personas que se unen al movimiento antivacunas argumentan que las secuelas de las vacunas son peores que las mismas enfermedades, sin embargo, la ciencia ha demostrado que eso es totalmente falso.
Al respecto, el pediatra Carlos Gonzáles, autor del libro En defensa de las vacunas, explica al diario El País que a media que la enfermedad va desapareciendo, el miedo a las enfermedades se convierte en un miedo a los posibles efectos secundarios.
Aunque pueden existir, son escasos y en la gran mayoría de los casos, son leves.
“Estos miedos están alimentados por falsas creencias de los padres. Generalmente, quienes deciden no vacunar a sus hijos están informados, han leído libros y visitado decenas de páginas de Internet, pero están muy mal informados”, explica el experto.
El objetivo de las vacunas es que al entrar en contacto con el sistema inmune, se propague y proteja a la persona con anticuerpos para defenderse en caso de una enfermedad.
Los movimientos antivacunas han causado que algunos barrios de California tengan una tasa de vacunación que está a nivel de Sudán del Sur.
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De acuerdo a María del Carmen Espinoza, médico del Hospital General de México, el rechazo a las vacunas pone en riesgo a los niños, sobre todo a los que padecen cáncer, VIH o lupus, ya que tienen un sistema inmunológico más débil.
En México, se registraron cuatro casos de sarampión no endémico, lo que significa que se infectaron en otro país pero desarrollaron la enfermedad a su llegada y los expertos temen que se presenten casos propios en los próximos años por el movimiento antivacunas.
El movimiento antivacunas comenzó con el médico Andrew Wakefield, publicó en 1998 un artículo en una prestigiosa revista de medicina en donde relacionaba la vacuna triple viral, que trata el sarampión, la rubeola y las paperas, con el desarrollo del autismo.
A partir de ahí, miles de personas dejaron de vacunar a sus hijos.
Tiempo después se comprobó que sus teorías eran falsas pero muchas personas se quedaron con esa falsa creencia, que ha llegado a invadir las redes sociales.
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(con información de La Silla Rota y El País)
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los movimientos antivacunas se están convirtiendo en una amenaza cada vez mayor para la salud de las personas.
No vacunar a los niños está propiciando que resurgan enfermedades como el sarampión, poliomielitis y difteria, que ya estaban superadas desde hace 30 años en Europa y América Latina.
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Movimiento antivacunas
Las cifras son cada vez más alarmantes, ya que se estima que cada año mueren en el mundo 1.5 millones de niños por enfermedades que se podrían prevenir a través de las vacunas disponibles.
La poliomielitis, un mal que ocasiona graves secuelas, está cerca de ser erradicada gracias a las vacunas, lo que también ha logrado bajar las cifras de muertes por sarampión en un 74% en sólo una década.
Esta enfermedad está en camino a desaparecer totalmente, sin embargo, está resurgiendo en algunos países ricos donde prácticamente estaba suprimida.
Esos mismos lugares, presentan aumento en los casos de difteria, una enfermedad causada por una bacteria que inflama las vías respiratorias y que ya había sido erradicada.
Recientemente, un niño no vacunado en España murió a causa de la enfermedad.
Las campañas de desinformación en contra de la inmunización han provocado brotes de sarampión en Europa y ya se han registrado 41 mil niños infectados.
Consecuencias del movimiento antivacunas
Los argumentos de las personas que se unen al movimiento antivacunas argumentan que las secuelas de las vacunas son peores que las mismas enfermedades, sin embargo, la ciencia ha demostrado que eso es totalmente falso.
Al respecto, el pediatra Carlos Gonzáles, autor del libro En defensa de las vacunas, explica al diario El País que a media que la enfermedad va desapareciendo, el miedo a las enfermedades se convierte en un miedo a los posibles efectos secundarios.
Aunque pueden existir, son escasos y en la gran mayoría de los casos, son leves.
“Estos miedos están alimentados por falsas creencias de los padres. Generalmente, quienes deciden no vacunar a sus hijos están informados, han leído libros y visitado decenas de páginas de Internet, pero están muy mal informados”, explica el experto.
El objetivo de las vacunas es que al entrar en contacto con el sistema inmune, se propague y proteja a la persona con anticuerpos para defenderse en caso de una enfermedad.
Los movimientos antivacunas han causado que algunos barrios de California tengan una tasa de vacunación que está a nivel de Sudán del Sur.
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Movimiento antivacunas en México
De acuerdo a María del Carmen Espinoza, médico del Hospital General de México, el rechazo a las vacunas pone en riesgo a los niños, sobre todo a los que padecen cáncer, VIH o lupus, ya que tienen un sistema inmunológico más débil.
En México, se registraron cuatro casos de sarampión no endémico, lo que significa que se infectaron en otro país pero desarrollaron la enfermedad a su llegada y los expertos temen que se presenten casos propios en los próximos años por el movimiento antivacunas.
El movimiento antivacunas comenzó con el médico Andrew Wakefield, publicó en 1998 un artículo en una prestigiosa revista de medicina en donde relacionaba la vacuna triple viral, que trata el sarampión, la rubeola y las paperas, con el desarrollo del autismo.
A partir de ahí, miles de personas dejaron de vacunar a sus hijos.
Tiempo después se comprobó que sus teorías eran falsas pero muchas personas se quedaron con esa falsa creencia, que ha llegado a invadir las redes sociales.
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(con información de La Silla Rota y El País)