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La densidad de los huesos podría advertir el riesgo de demencia tardía

La identificación de la demencia tardía representa una prioridad global, y un nuevo estudio podría tener la clave para lograrlo

Escrito en FAMILIA el

Los médicos y servidores de salud buscan nuevas estrategias que permitan detectar y prevenir (e incluso revertir) tempranamente la demencia, principalmente la demencia tardía, ya que esta puede presentar complicaciones más graves.

El CDC informa que para 2060 se estima que aproximadamente cerca de 14 millones de personas de mínimo 65 años de edad padezcan algún tipo de demencia.

Por esta razón, la universidad australiana Edith Cowan, ha realizado un estudio para averiguar si algo tan sencillo como un escaneo de densidad ósea podría ayudar a diagnosticar tempranamente la demencia, y abrir oportunidades de mejora en la calidad de vida.

(foto: unsplash)

La calcificación aórtica podría servir para detectar demencia

Publicado en la revista médica The Lancet Regional Health, Western Pacific, un estudio de la Universidad Edith Cowan, de Australia, ha demostrado que escanear la densidad ósea en personas mayores podría revelar si las personas tienen riesgo de desarrollar demencia tardía luego de los 80 años.

Los investigadores descubrieron que existe un vínculo directo entre la salud vascular y la demencia tardía, pues esta última se desarrolla principalmente cuando las neuronas y otras células cerebrales se ven afectadas por un estrechamiento de los vasos sanguíneos.

En el estudio (un estudio prospectivo), se encontró que el vínculo más importante entre la salud vascular y la demencia es la aparición de placas calcificadas acumuladas principalmente en la aorta abdominal (la arteria más grande del cuerpo), por lo que la calcificación aórtica abdominal podría servir como marcador de demencia.

Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigación analizó los resultados de calcificación aórtica abdominal en casi 1000 mujeres (968). 

Tras realizar un seguimiento de 15 años (que comenzó a finales de la década de los 90), se descubrió que las mujeres que tenían altos niveles de calcificación aórtica abdominal (que era una de cada dos), tenían el doble de probabilidades de desarrollar una demencia tardía que resultara en hospitalización o muerte.

(foto: unsplash)

La demencia tardía

La demencia, describe el Manual MSD en su versión para profesionales, es un deterioro crónico, generalizado e irreversible de la capacidad cognitiva de una persona.

Este problema de salud, que afecta usualmente la memoria, se divide en tres categorías debido a los síntomas que se presentan, principalmente por su intensidad y la capacidad que tienen para afectar la vida de la persona que los experimenta.

En el caso de la demencia tardía, que también se le denomina como demencia grave, los pacientes presentan problemas como:

  • No poder caminar.
  • Imposibilidad para alimentarse solos, e incluso presentan problemas con comer los alimentos (se les dificulta tragar)
  • Son incapaces de realizar actividades por sí solos.

El Manual MSD describe que estos pacientes, además, pueden tener problemas de desnutrición, neumonía y úlceras debido a la posición en que están en cama. En muchos casos pueden quedar mudos.

Además, este tipo de demencia, en un estadío terminal, puede causar coma y muerte, usualmente por infecciones como la neumonía.

(foto: unsplash)

Otros estudios 

Desde 2005, los expertos ya estaban interesados en conocer si existía un vínculo entre los huesos y los riesgos de desarrollar problemas como Alzheimer, por lo que el Beth Israel Deaconess Medical Center de Boston, había realizado un estudio para detectar la relación entre ambos elementos.

Este estudio, publicado en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA, por sus siglas en inglés), buscaba examinar si una baja densidad mineral ósea (es decir, baja cantidad de calcio y otros minerales en el hueso) en adultos mayores estaba asociada a un incremento elevado de desarrollar enfermedad de Alzheimer.

Como explica el portal IntraMed, el estudio contó con la participación final de cerca de 1.000 personas, que estaban mentalmente sanas. A estas mismas personas se les realizó un análisis de la densidad mineral ósea, y tras ocho años de seguimiento, 95 personas desarrollaron demencia, de las cuales 75 personas tenían Alzheimer.

En otro grupo, de 243 personas, que tenían una densidad mineral ósea más baja, 35 desarrollaron demencia, de los cuales 27 tuvieron un diagnóstico de Alzheimer. 

Los investigadores concluyeron que una baja densidad mineral ósea estaba asociada con aproximadamente 2 veces más riesgo de padecer Alzheimer u otra demencia en mujeres, pero no en hombres. 

(Con información de: The Lancet Regional Health Western Pacific, Infosalus, Manual MSD, IntraMed, JAMA Network Neurology, CDC.)