Para comenzar a hacer ejercicio, nunca es tarde, pues cuatro años de actividad física regular multiplican las probabilidades de tener un envejecimiento saludable, sin importar la edad en que se comenzó.
Un total de 3 mil 454 personas de 63 años participaron en el Estudio longitudinal inglés de envejecimiento, con el que los investigadores buscaban medir el impacto de la actividad física sobre el riesgo de desarrollar demencia, depresión, enfermedades crónicas y el efecto del ejercicio en un “envejecimiento saludable”, que se refleja en salud mental, preservación de habilidades cognitivas y la capacidad para mantener actividad social e independencia.
Las conclusiones mostraron una relación directa dosis/efecto entre la probabilidad de tener un envejecimiento saludable y la cantidad de ejercicio realizado no sólo para quienes habían hecho alguna una actividad física moderada o vigorosa de forma regular a lo largo de su vida.
Quienes comenzaron actividades en edad adulta también obtuvieron beneficios. En comparación con aquellos que no hicieron nada, los que empezaron a practicar ejercicio en los 60 tenían tres veces más probabilidades de tener una vejez saludable. Y los que mantuvieron una actividad física regular durante los ocho años que duró el estudio tenían siete veces más probabilidades de estar sanos comparados con aquellos que siempre habían permanecido inactivos.
La actividad física regular reduce hasta 40 por ciento la probabilidad de demencia de origen vascular y de experimentar deterioro cognitivo de cualquier causa en 60 por ciento. Treinta minutos de actividad física tres veces a la semana bastan para prevenir o retrasar el deterioro cognitivo.
Desde el punto de vista mental, el ejercicio mejora el estado de alerta y concentración, agiliza el procesamiento de la información y favorece la producción de endorfinas, que ayudan a sentirse mejor. Además, combate el estrés y es un potente antidepresivo (Con información de ABC).