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Comparte, la casa donde adultos mayores siguen aprendiendo

Llegar a la tercera edad no significa ser sedentario ni dejar de pasar un buen rato con amigos

Escrito en FAMILIA el

Llegar a la tercera edad no significa tener que aislarse ni de dejar de tener vida social. Aunque al entrar a esa etapa de la vida muchas personas sufren por la falta de atención de sus familiares, existen otras opciones como Comparte Casa de Día en donde se llevan a cabo diversas actividades que los hacen felices y les recuerdan que pueden disfrutar de la vida sin importar la edad. 

Al llegar a Comparte, Nelly Valladares Vargas, de 82 años, es la primera que saluda a los visitantes. Ella tiene un pequeño puesto en el que vende accesorios para el cabello, pulseras y otras cosas con las que se ayuda para mantenerse. “Ya con eso como algo, me compro cosas. Vivo yo solita, con esto compro el gas, lo que yo quiera”, relata.

El día que SuMédico visitó esta casa de día, estaban de manteles largos porque era el cumpleaños de uno de los que asisten al lugar y para festejar iban a comer mole y arroz. Sentados en mesas y sillas de plástico, todos conviven y se la pasan platicando, recordando anécdotas y bromeando

El 1 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Personas de Edad y Comparte Casa de Día recuerda a esta población que su edad no es una limitante para que puedan seguir divirtiéndose. 

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Margarita Illescas Montaño es trabajadora social en este lugar, que “es una casa de día, es lo que nombramos una alternativa al asilo. Aquí tenemos un modelo gerontológico que está basado en servicios y actividades. También tenemos un programa de vivienda, en el que a 15 beneficiarios se les presta una casa, entonces ellos no pagan renta, sólo los servicios". 

Esta casa que se encuentra en el barrio de Tepito cuenta con un programa de salud que  incluye podología, odontología, valoraciones gerontológicas y psicológicas. Además, se imparten talleres como yoga, cuida tu salud, zumba, manualidades y baile.  

Los miércoles hay convivencia, que es cuando viene la mayoría de las personas, pero en los otros días se realizan actividades recreativas e incluso en algunas ocasiones los llevan de paseo.  

“La mayoría de ellos, 60% o 70% viven solos, realmente sí tenemos aquí muchos casos de abandono de los familiares y abandono total, porque no se hacen responsables de sus necesidades”, dice Margarita. 

Susana Guerrero, de 72 años, comenta que “la mayoría de los que venimos aquí vivimos solos. Entonces venimos y eso nos ayuda a nosotros, porque estando solos nos da el alemán”, en referencia al Síndrome de Alzheimer y la demencia

Menciona que lo que más disfruta es que conviven haciendo juegos y que así no está encerrada en su casa sola. Aquí tiene muchos amigos y comparte con ellos todo lo que le preocupa y le divierte.

Una de las visitantes frecuentes de esta casa es Gloria Montoya, quien a sus  77 años destaca: “Me gusta mucho venir aquí por las actividades, aparte me siento como si estuviera yo en mi casa, porque son personas muy divinas, nos atienden, nos dan de comer, entonces aquí estamos muy a gusto y con mis compañeros como si fueran mis hermanas, mi familia, yo me siento muy feliz”. 

Algunos van a Comparte desde lejos, como Lucía Orta, de 72 años, quien se traslada desde Aragón sólo para ver a sus amigos. Comenzó a asistir después de que se quedó viuda.  “Yo tengo como cinco o seis años viviendo, cuando murió mi esposo. Aquí me han ayudado mucho, los compañeros, nos dan de comer, es una gran convivencia. 

Indica que a ella también le ha ayudado que le dan terapia psicológica y como también padece diabetes e hipertensión le han brindado apoyo para llevar su tratamiento y cuidar su salud. 

De todos los adultos mayores que acuden a Comparte, 80% son mujeres, la mayoría está  entre los 60 y los 102 años. Los requisitos para poder asistir es que tengan un familiar que se haga responsable y un estudio médico en el que se indique que la persona no padece Alzheimer o demencia, ya que el personal de la casa no está capacitado para atenderlos. 

El grupo de adultos mayores se alegra al ver visitantes, por lo que también se puede acudir a la casa como voluntario para impartir alguno de los talleres o apoyar en alguna de las otras actividades, lo que hará sonreír y sentir acompañados a los abuelitos.