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Trasplantes de órganos: una nueva oportunidad para vivir

Más de 23 mil personas en nuestro país se encuentran a la espera de un órgano; muchas mueren antes de recibir un trasplante

Escrito en ESPECIALIDADES el

A los 15 años Roberto López fue diagnosticado con una enfermedad cardíaca que ocho años después lo llevaría a necesitar otro corazón. Como él, Ernesto Boleaga recibió un trasplante de riñón por parte de su hermano gemelo; y Erick Raúl, tras una severa enfermedad renal, en un acto de amor su pareja le donó el riñón que necesitaba.

En nuestro país, cada año se realizan 7 mil trasplantes de órganos en promedio, principalmente de riñón, hígado, corazón, pulmones y córneas. Sin embargo, al primer trimestre del 2020, el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA) registra 23 mil 381 personas a la espera de un órgano que pueda salvar su vida.

Este 6 de junio se celebra el “Día Mundial del Paciente Trasplantado”, una fecha promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para generar conciencia sobre la importancia de la donación de órganos. 

¿Qué es un trasplante de órgano?

Un trasplante de órgano es una terapia de reemplazo en la que se sustituye un tejido que ha perdido hasta el 90% de su funcionamiento, lo que lleva a la insuficiencia del órgano y a comprometer la vida del paciente. El trasplante es la última opción de supervivencia.

En México se realizan dos tipos de trasplantes: el de un donador vivo, cuando una persona decide comprometer su salud para salvar la de un familiar o amigo, y el de donador fallecido, cuando la familia es responsable de autorizar la donación de órganos de una persona que perdió la vida.

Los donadores vivos pueden trasplantar uno de sus riñones, y en algunas ocasiones, parte de su hígado, mientras que en los trasplantes de donador fallecido se puede hacer uso del corazón, el hígado, los pulmones, las córneas y ambos riñones.

A pesar de que la cultura de la donación ha aumentado en los últimos años, aún son miles de personas las que se encuentran en espera de un órgano, e incluso, un gran número de ellas muere antes de poder recibir un trasplante.

Donadores fallecidos: regalar vida después de la muerte

Cada año se practican en promedio 30 trasplantes de corazón en nuestro país. Roberto López Castillo fue uno de los afortunados, quien tras tener un diagnóstico de miocardiopatía dilatada idiopática, recibió en el Hospital Central Sur de Petróleos Mexicanos de la Ciudad de México un nuevo corazón y una segunda oportunidad de vivir.

“El trasplante es la última opción, es la más riesgosa”, expresa Roberto López para SuMédico, por lo que tras ocho años de tratamiento contra su enfermedad cardíaca, sus médicos le informaron que empezarían un protocolo de trasplante para recibir un corazón, una vez que hubiera un donador compatible.

¿Todos somos candidatos a trasplante?

Un protocolo de trasplante, de acuerdo con Ernesto López Almaraz, especialista en Trasplantología, conlleva una serie de exámenes médicos con los que se determina que un paciente es candidato a un trasplante. 

Entre estos exámenes se realizan evaluaciones cardiovasculares, historia clínica, análisis para descartar enfermedades activas y algún padecimiento infeccioso, estudios de imágenes, y se evalúa el riesgo-beneficio de realizar el trasplante.

Tras un año de espera, Roberto López recibió la llamada de que había un posible donador en el estado de Querétaro. Desde ese momento, comenzaron las pruebas de compatibilidad entre Roberto y el órgano, pues una vez que el donante ha fallecido se tiene poco tiempo para realizar el trasplante.

“¡Cuando desperté, mi nuevo corazón latía muy fuerte!”

Las pruebas de compatibilidad, también llamadas “pruebas cruzadas”, son análisis en laboratorios de alta especialidad en las que se determina la compatibilidad entre el donador y el receptor de un trasplante, para disminuir el riesgo de rechazo.

En el caso de los donantes fallecidos para el trasplante de órganos vitales, como el corazón e hígado, los receptores deben estar preparados para recibir el tejido de inmediato, puesto que este tipo de órganos sobreviven tan sólo entre 4 y 6 horas fuera del organismo.

Al día siguiente, tras una cirugía especializada, Roberto despertó con un nuevo corazón, uno que le permitiría reiniciar su vida, terminar su carrera en Administración, volver a hacer planes con su familia y llevar una vida estable.

“Cuando desperté, lo primero que recuerdo es que escuchaba mi corazón muy fuerte. Como mi otro corazón ya casi no funcionaba, el latido del nuevo lo podía sentir muchísimo”.

Después de cinco años de su operación de trasplante de corazón, Roberto relata su historia para hacer conciencia sobre la necesidad de la donación de órganos, la cual describe como un “acto bondadoso”, pues una persona decide dar sus órganos para salvar vidas.

Donación en vida, un acto de valentía

Cuando Ernesto Baleaga tenía 44 años fue diagnosticado con insuficiencia renal, uno de los padecimientos más frecuentes que derivan en la necesidad de un trasplante de riñón. Tras conocer la enfermedad, Baleaga comenzó a recibir diálisis para sustituir las funciones de su riñón, pero desde entonces le dijeron que iba a necesitar un trasplante.

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A diferencia de la mayoría de las personas que requieren de un trasplante de órgano, Ernesto tenía un hermano gemelo idéntico que representaba el candidato perfecto para la donación del riñón, debido a la alta compatibilidad entre ambos.

Ernesto y su hermano eran genéticamente iguales, por lo que la compatibilidad entre ellos era perfecta para el trasplante. “Era como si fuera a recibir mi mismo riñón”, comentó Ernesto para SuMédico.

El hermano gemelo de Ernesto no sólo era compatible, sino que, en un “acto de amor y valentía” decidió desde el primero momento que donaría su riñón en caso de ser necesario. Pues a pesar de que es un proceso difícil física y emocionalmente, él estaba dispuesto a ayudar a salvar la vida de Ernesto.

Los donantes vivos deben estar sanos

De acuerdo con el también Nefrólogo Ernesto López Almaraz, a los donantes vivos se les realiza una serie de pruebas médicas para determinar si son candidatos a la donación de uno de sus órganos, pues para que una persona pueda participar en un trasplante, primero debe estar sana.

Entre este protocolo de trasplante de donadores se encuentra el análisis de su salud cardiovascular, renal, hepática y psicológica, para determinar que la persona que desea donar su órgano está saludable y es consciente de los riesgos que conlleva el trasplante.

Ernesto López Almaraz también apunta que los pacientes que reciben un trasplante están sujetos a un tratamiento de inmunosupresores de por vida, esto con el objetivo de que no haya un rechazo del órgano.

“Los inmunosupresores son medicamentos que disminuyen la actividad del sistema inmunológico como parte del tratamiento de los pacientes trasplantados, y para disminuir el riesgo de rechazo del órgano”.

Puede haber rechazo al órgano trasplantado

El rechazo hiperagudo de un órgano se debe a una respuesta de defensa del sistema inmune, en el que identifica al órgano trasplantado como un “cuerpo extraño”, que debe ser eliminado. Por ello es necesario que se debilite el sistema inmune, para evitar esta respuesta inmunológica.

Sin embargo, en el caso de Ernesto Baleaga y su hermano gemelo, no hubo necesidad de recurrir al uso de inmunosupresores, pues el organismo de Ernesto aceptó el riñón y lo identificó como propio, por lo que hoy, a ocho años de haber recibido el órgano de su gemelo, su trasplante continúa exitoso y funcionando.

Porque su hija debía tener un padre, le donó un riñón

Cuando Erick Raúl López acudió al centro de salud por haber sufrido vómito una noche antes, el médico le informó que sus riñones habían dejado de funcionar. Debido a lo avanzado que se encontraba su enfermedad, fue diagnosticado con insuficiencia renal sin causa detectable.

De inmediato, tuvo que someterse a un tratamiento para sobrevivir durante los siguientes seis meses en lo que esperaría por un trasplante de riñón. Su enfermedad había sido asintomática, y debido a su estado, el trasplante debía realizarse lo antes posible.

 

En un acto de amor, describió Erick Raúl para SuMédico, su entonces pareja decidió donarle uno de sus riñones, pues al compartir una hija juntos, ella decidió que la pequeña tenía derecho de crecer con su padre, para lo que él debía estar sano.

Ambos resultaron candidatos idóneos y compatibles para el trasplante, por lo que a medio año de que Erick recibió el diagnóstico, se llevó a cabo la cirugía. Su calidad de vida mejoró considerablemente una vez que recibió el trasplante, “volví a ser él que era antes de perder mi riñón”, comentó.

Algunas veces se presentan complicaciones

De acuerdo con Salvador Aburto Morales, director general del CENATRA, el 95% de los trasplantes en México resultan efectivos durante el primer año de la cirugía; sin embargo, algunas veces se presentan complicaciones debido a la complejidad del procedimiento.

Entre estas complicaciones, menciona Aburto, se encuentra un rechazo hiperagudo del órgano, un rechazo agudo, una complicación vascular, una complicación quirúrgica o una enfermedad infecciosa que comprometa el estado del órgano y el paciente.

Este fue el caso de Erick Raúl, quien un año y medio después de recibir el riñón lo perdió a causa de una infección viral. La debilidad de su sistema inmunológico, provocada por los inmunosupresores, provocó en él una enfermedad por el virus BK que le costó el funcionamiento del órgano trasplantado.

Actualmente Erick se encuentra recibiendo el tratamiento sustitutivo de las funciones del riñón conocido como hemodiálisis, y desde 2013 se encuentra en la lista de espera de un nuevo riñón, esta vez de un donador fallecido.

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Sólo se puede ser candidato a trasplante dos veces

El CENATRA sólo permite que una persona sea candidata a un trasplante de órgano dos veces en su vida; la primera puede ser de un donador vivo, en caso de ser posible, y la segunda debe ser forzosamente de un donador que haya perdido la vida, por lo que Erick sigue esperando.

Salvador Aburto Morales, indicó para SuMédico que la disponibilidad de trasplantes en México es muy baja en comparación con la demanda de pacientes que necesitan una terapia de reemplazo de órganos.

En el último año se llevaron a cabo 7 mil 70 trasplantes en nuestro país, de los cuales, 2,967 fueron de riñón, 223 de hígado, 33 de corazón, 2,763 de córnea, y el resto de otro tipo de tejidos.

El Centro tiene registrados cerca de 23 mil 300 pacientes a la espera de un órgano. De acuerdo con Aburto Morales, esta lista no considera a aquellos que se encuentran en protocolo de trasplante de un donador vivo, puesto que ya están en un proceso para recibir un órgano.

Poca cultura de donación de órganos.

El CENATRA tiene un Registro de Donadores Voluntarios de órganos, en el que actualmente se encuentran registradas 109 mil 775 personas que, en caso de fallecer, han tomado la decisión en vida de donar sus órganos.

Sin embargo, aunque una persona haya decidido que quiere donar sus órganos en caso de perder la vida, la última decisión la toma la familia. Esto a pesar de que la Ley General de Salud indica en el Artículo 321:

“La donación en materia de órganos, tejidos, células y cadáveres, consiste en el consentimiento tácito o expreso de la persona para que, en vida o después de su muerte, su cuerpo o cualquiera de sus componentes se utilicen para trasplantes”.

Gustavo Pérez, miembro del consejo directivo de la fundación DONAR Vida, asociación que busca concientizar sobre la importancia de la donación de órganos, comentó para SuMédico que, aunque una persona declare ante notario que desea donar sus órganos al morir, la decisión de qué sucede con su cuerpo es tomada por su cónyuge, padres, hijos o hermanos.

Gustavo Pérez apuntó que es necesario informar a la familia sobre el deseo explícito de la donación de órganos, esto con el objetivo de que una vez fallecido, la familia respete, respalde y confirme dicha decisión.

Asimismo, Omar de Jesús Ruíz, director de la Asociación ALE, organización sin fines de lucro que busca incentivar y apoyar los trasplantes de órganos, reconoce que la poca cultura de la donación en México provoca que sean pocas las personas que toman la decisión de donar sus órganos, ya sea en vida o una vez que fallecen.

Por otro lado, el médico especialista Ernesto López también indica que la falta de donadores de órganos no sólo depende de la decisión altruista de donar un tejido, sino que, hay un gran número de donadores que no tienen una buena salud por la creciente presencia de enfermedades crónicas y no transmisibles. Por lo que, a pesar de tomar la decisión de donar, no son candidatos viables a trasplante.