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"Romperé la cadena cultural para que mis hijos no tengan diabetes"

Agustín estuvo al borde del coma diabético, pero ahora cambió su estilo de vida y busca que su familia también sea más saludable

Escrito en ESPECIALIDADES el

Hace tres años, Agustín comenzó a sentirse mal en su trabajo, mareado, muy fatigado y a casi nada de desmayarse. Cuando llegó al hospital su nivel de glucosa era de 890, numéro que sorprendió a los doctores, porque estuvo al borde de sufrir un coma diabético

Empezó con algunos de los síntomas más comunes de de la diabetes que son sentir ganas de orinar con frecuencia, tener mucha sed y pérdida de pesos sin razón aparente. Antes de que se agravara su situación, ya había sido diagnosticado con prediabetes, pero no le había dado tanta importancia y no modificó sus hábitos ni su estilo de vida. 

“Teníamos el hábito de que cada que mi papá compraba refresco era día de fiesta, entonces te quedas mentalmente con eso, yo quiero que diario sea fiesta, entonces compro mi refresco endulzado, cuando me diagnosticaron con prediabetes dije bueno, ya no voy a tomar refresco, ahora voy a tomar jugo y resultó contraproducente, porque tienen una gran cantidad de azúcar”, relata Agustín, quien actualmente tiene 46 años. 

Su fruta favorita es el mango y la comía con mucha frecuencia, pero ha tenido que dejarlo de lado en su dieta porque es contiene altos niveles de fructosa. De hecho, después de que casi sufre un coma diabético, Agustín se sometió a un tratamiento integral en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social

Claudia Itzel Herrera Díaz, endocrinóloga a que está a cargo de la Clínica de Tiroides del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional La Raza, es quien le ha dado seguimiento al caso de Agustín y explica que la “prediabetes es una alteración en la glucosa que hasta el momento no se ha considerado suficientemente alta para considerarlo un problema mayor; sin embargo, en los estudios más recientes se ha visto que ya con prediabetes hay un incremento de daño en el riñón, en los ojos, en los nervios”. 

Se considera prediabetes cuando el paciente tiene un nivel de glucosa en ayuno de entre 100 y 125 miligramos, diabetes cuando su rango es mayor o igual a 126 miligramos y para sufrir un coma diabético el nivel debe ser por arriba de 600 miligramos, aunque se asocia también a deshidratación, infecciones, cirugías o algún evento traumático. 

En la Clínica de Tiroides evalúan a pacientes con enfermedad tiroidea y con diabetes tipo 1 y 2, aunque reciben a pacientes con niveles de glucosa descontrolados. Les brindan un apoyo integral que incluye el apoyo de un nutriólogo y de psicólogo para que no se depriman y se apeguen al tratamiento. 

La doctora Herrera Díaz explica que “la diabetes tipo 2 a nivel nacional es muchísimo más frecuente, estamos hablando que en la población mexicana un 9.4% presenta diabetes, sólo 1% es diabético tipo 1”. Añade que el repunte de esta enfermedad comenzó en 2006. 

Otro de los problemas es la falta de detección, ya que en Latinoamérica se presenta  la regla de tres, que indica que por cada tres pacientes que se diagnostica con diabetes, hay uno que no está diagnosticado. Las mujeres son las más afectadas por esta enfermedad crónico degenerativa, sobre todo aquellas arriba de 55 años y más en el centro y sur del país.

“En los cumpleaños todos se comen dos rebanadas de pastel, yo sólo un pedacito” 

La especialista del Seguro Social destaca que en el caso de Agustín, “desafortunadamente su diagnóstico fue tardío, cuando se le detectó ya tenía síntomas, pero el tratamiento se inició oportunamente. Él de entrada requirió insulina, es muy buen paciente, ha perdido peso, se apega muy bien a sus medicamentos y actualmente lo  tenemos con muy adecuado control con insulina y metformina”. 

Agustín tuvo que hacer un cambio radical en su vida, pasó del sedentarismo en el trabajo a hacer ejercicio con su familia y a comer de manera más saludable, aunque admite que no ha sido una tarea sencilla. 

“Al comer yo vegetales, tienen que comer todos en mi casa vegetales, entonces de alguna manera sirvió para que en mi caso se replicara en mi casa, con mi familia y pudiéramos mejorar un poquito el estilo de vida, porque nos cambia toda la vida, tenemos que hacer más actividad física, entonces involucramos no solamente al paciente, sino también a la familia, para que sea esto de forma integral”, comenta. 

“Hasta la fecha me ha costado trabajo, es muy difícil, tienes que dejar tradiciones, en la ofrenda todo mundo come pan de muerto, yo no, en las fiestas de los compañeros cuando cumplen años compran pastel, todo mundo come doble rebanada, yo nada más un pedacito”, dice Agustín. 

Sin embargo, considera que lo positivo de haber debutado con diabetes es que puede romper con una cadena cultural de consumo de azúcar y de malos hábitos para que esta enfermedad no le dé a ninguno de sus tres hijos, de 29, 18 y 8 años. 

Para él, la diabetes es como una cadena cultural, ya que está relacionada con lo que te inculcaron tus papás como desayunar cereal con leche y azúcar o beber leche endulzada y consumir refresco. 

“Eso es una cadena que traes arrastrando porque desde pequeño te inculcaron esos hábitos, ahora que te suceden las cosas, que tienes una situación real de emergencia, te entra ya la conciencia y haces un cambio radical y cortas con esa cadena, ya lo que iniciaste es un nuevo eslabón para que tu familia se incorpore”, enfatiza Agustín, quien como padre de familia se preocupa por la salud y el bienestar de sus hijos y su esposa. 

Ahora todos van los fines de semana al parque y juegan, hacen ejercicio, se divierten y conviven. La alimentación ha sido un poco más complicada sobre todo con su hijo menor, ya que a veces hace a un lado las verduras, pero todos están tratando de comer mejor. 

Después de tres años destaca que sus niveles de glucosa están muy bien y se siente mucho mejor con el tratamiento que ha recibido en el Seguro Social. Destaca que viéndolo de manera positiva, lo mejor que le ha dejado padecer diabetes es mejorar su calidad de vida.