Las mujeres con enfermedades crónicas son diagnosticadas en el doble del tiempo que los hombres. Pueden pasar hasta seis años antes de que ellas consigan un diagnóstico, mientras que en los hombres son tres años. Existe un sesgo de evaluación, diagnóstico y tratamiento que aqueja a la población femenina, concluye la Plataforma de Organizaciones de Pacientes y la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Este retraso ocurre con mayor frecuencia en mujeres de 30 a 59 años, en las que se aprecia una mayor concentración de actividades y responsabilidades laborales y familiares. Asimismo se observa un incremento del dolor crónico en las mujeres, que se da por factores biológicos, psicológicos y también sociales.
Por otro lado, debido a los roles de género y estereotipos sociales continúan generando sesgo en la atención médica hacia la mujer pero también provocan que las mujeres minimicen sus síntomas, los oculten y cuiden más de los otros que de ellas mismas.
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¿Por qué las mujeres reciben peor atención médica que los hombres?
Por su parte, Lorenzo Armenteros del Olmo, médico y responsable del Grupo de Trabajo de Salud de la Mujer de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) aceptó que hay ciertos errores que el personal de salud puede cometer al dar atención médica a la mujer.
En este sentido explica que hay una tendencia de desestimar los síntomas de la mujer al considerar que éstos pueden estar provocados por una situación emocional, lo que retrasa el diagnóstico y puede empeorar la enfermedad.
También enfatiza el hecho de que muchos padecimientos de la mujer, conocidas como patologías invisibles, se han minimizado a lo largo del tiempo por ser consideradas normales o inherentes al sexo femenino. Tal es el caso de la menopausia, la menstruación y el embarazo, que pueden desembocar en otras enfermedades o provocar malestar pero no reciben la atención médica adecuada por ser consideradas algo normal de la mujer.
La medicina también es androcentrista
Lorenzo Armenteros del Olmo también ejemplifica un sesgo hacia la mujer en tanto que hace falta financiación e investigación médica dirigida específicamente a la mujer y dice: “Se ha investigado más a los hombres, porque en los ensayos no entraban las mujeres por su situación hormonal o porque podían quedarse embarazadas.”
Añade que se ha practicado "una medicina androcéntrica en la que hemos olvidado las características propias de la mujer, y son muy importantes, incluso a la hora de recetar medicamentos, porque el tipo de fármaco o incluso las dosis no tienen porqué ser los mismos que se recetan a los hombres.”
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Las mujeres deben priorizar su autocuidado
Por su parte, Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), explica que las enfermedades que más aquejan a las mujeres son la fibromialgia, migraña, hipertiroidismo, enfermedades reumáticas, osteoporosis, lupus, cáncer de mama y de ovarios y el ictus.
Para ella, la clave del cambio está primero en reconocer la realidad y en segundo, crear estrategias que la transformen. Sin embargo, añade que las mismas mujeres también tienen que hacer un cambio en el que prioricen primero su salud y bienestar por encima del de los demás. Añade que si bien las mujeres viven más tiempo, es con una peor calidad de vida.
Escobar dice que “las mujeres tenemos menos sensación de urgencia y eso también hay que cambiarlo, hay que convencer a las mujeres de que deben cuidarse ellas también, ir al médico, no abandonar los tratamientos y autorresponsabilizarse, y llevar hábitos saludables de vida."
La organización POP, llevó a cabo en 2020 el estudio Mujer, discapacidad y enfermedad crónica, que arrojó los siguientes datos sobre el sesgo de la atención médica hacia la mujer
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Los hombres están más satisfechos que las mujeres con el tratamiento que reciben: en 6,3 puntos sobre 10 frente a la calificación de 4,8 aportada por las mujeres.
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Un 50 % de las mujeres entrevistadas para este trabajo evaluaron su estado de salud como malo o muy malo, frente a un 28 % de hombres.
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Un 38 % de las mujeres con enfermedad crónica trabajan, mientras que, en el caso de los hombres, este porcentaje baja hasta el 32 por ciento.
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Con información de: EFE