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"Por el ictus, masticaba y sentía que me estallaba la cabeza"

El término “ictus” proviene del latín “golpe” y se usa para describir las consecuencias de una súbita interrupción en el flujo de sangre a una parte del cerebro

Escrito en ESPECIALIDADES el

La vida de “CokoEscobar cambió tras sufrir un accidente cerebrovascular, llamado de forma genérica ictus. Se encontraba en la regadera cuando sintió que no podía hablar y perdió la fuerza de su cuerpo.  Como pudo, se trasladó a la puerta y pidió ayuda a su mamá. A partir de ahí, todo dio un vuelco. Lo presentó saliendo de la preparatoria, casi para ingresar a la universidad, y ya nada fue lo mismo.

Debido a que necesitó tratamiento para el evento cerebrovascular que lo aquejaba, tuvo que interrumpir sus estudios y después ya no pudo encontrar trabajo por su condición. Hoy pide a la gente que le tenga más empatía a las personas que han padecido esta afección y él, por su parte, prefiere enfocarse en el presente, más que en el futuro.


Ictus: “todo pasa tan rápido que no tienes idea… tampoco sabes lo que sucederá”

“Coko” recuerda que no solía asociar los síntomas del ictus a nada en particular y en su momento los llegó a percibir como situaciones normales o asociadas con un cansancio. En la actualidad, se da cuenta de que eran señales.

“Me pasó de la nada. Hoy que llevo más tiempo con esto, me doy cuenta de ciertas cosas que en el momento para mí quizá eran normales o las asociaba a una fatiga. Mis hermanos jugaban futbol toda la tarde en una cancha que está cerca de la casa y yo cuando regresaba, me tiraba. Me cansaba mucho”, recuerda.

Otra de las situaciones que ahora nota es que él se perfilaba para pegarle al balón con la izquierda y terminaba impactando el esférico con la pierna derecha. Eso se lo decían sus hermanos y menciona que lo decían “como tipo burla”.

Incluso llegó un punto en el que alimentarse le producía mucho dolor.

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“Ese tipo de cosas no las asociaba a nada. No presenté síntomas como dolores de cabeza ni mareos. Un día, cuando desperté, me metí a bañar y es lo que recuerdo”, confiesa para SuMédico.

Al estar en la regadera, se le fue la mitad de su cuerpo, se le dobló la boca y no podía hablar. Ya no tenía fuerzas.

“El que pierdas tu fuerza muscular, no puedas hablar, la angustia de saber que está pasando algo y no sepas lo que es… sí, me dio miedo”, revela “Coko”, quien confiesa que todo pasa tan rápido que no se tiene idea de lo que está sucediendo y tampoco se sabe qué es lo que pasará con uno después del evento cerebrovascular.

Después de sufrir el ictus, su vida cambió. Ocurrió a los 18 años, cuando tenía toda una vida por delante y tuvo que interrumpir su actividad académica para enfocarse en el proceso de recuperación y rehabilitación.

“Ningún trabajo te permite ingresar así y yo tampoco podía estudiar por lo mismo. Toda mi vida se fue ahí. Si busco una oportunidad laboral no me la dan, porque me toman como una persona incapacitada, aunque sucedió hace varios años”, lamenta.

Foto: proporcionada por "Coko"

¿Qué es un ictus?

La Clínica Barcelona informa que el término “ictus” proviene del latín “golpe” y se utiliza para describir las consecuencias de una súbita interrupción en el flujo de la sangre a una parte del cerebro (que es llamado “isquemia cerebral” y se da en el 85% de los casos, siendo la causa más común) o la rotura de una vena o arteria cerebral (también denominada “hemorragia cerebral” y que se da en el 15% de los casos).

“El tiempo es cerebro”

El doctor y presidente de la AMEVASC, Luis Manuel Murillo Bonilla, explica para SuMédico que cuando sucede un ictus, el tiempo es lo más valioso que se tiene, pues si una persona logra trasladarse inmediatamente al hospital para recibir atención, aumentará su posibilidad de recuperación.

“Se trata de un padecimiento que deja secuelas, ya sea que las personas estén con bastón, en silla de ruedas o que estén en cama ya de por vida. Es la enfermedad más grave porque tiene una alta mortalidad y una gran discapacidad”, informa el experto.

“El tiempo es cerebro”, resalta el doctor, que advierte el hecho de que el ictus es la segunda causa de muerte a nivel mundial, solo por debajo de las enfermedades coronarias, la segunda causa de demencia, únicamente detrás del Alzheimer, y la primera causa de incapacidad física.

Cada año a nivel mundial se presentan cerca de 6.5 millones de defunciones por ictus y en México, el padecimiento tiene una frecuencia moderada – alta, pues se estima que ocurren cerca de 130 casos por 100 mil habitantes cada año en nuestro país, abunda.

{"field1":"“Dentro de nuestro país, representa la cuarta o quinta causa de muerte después de las arterias coronarias, de la diabetes y ahorita el covid”","field2":"Luis Manuel Murillo Bonilla"}

El ictus tiene una relación muy estrecha con el coronavirus, pues el SARS-CoV-2 tiene capacidad de inflamar.

“Parece que el SARS-CoV-2 tiene una predilección, porque inflama las arterias. Entonces la relación directa es que una persona puede desarrollar los síntomas de un ictus antes de que les fuera a dar. También se ha visto con las vacunas en casos muy extraños”, indica el especialista.

¿Cuáles son los síntomas del ictus?

El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos detalla que los síntomas del ictus incluyen:

+ adormecimiento

+ mareo

+ debilidad en un lado del cuerpo

+ problemas para escribir, hablar o entender el lenguaje

Por su parte, el doctor Manuel Murillo explica que los síntomas que presente la persona van a depender de qué parte del cerebro esté lesionada, pero que los más frecuentes son los llamados “CAMALEÓN”:

CA: cara acostada

MA: mano caída o brazo débil

LE: lenguaje alterado

ON: de “modo on” o “actívate”

“Si me hubiera ido a dormir, quizá ya no hubiera despertado”

Alejandra vive en Córdoba, Argentina, y al igual que “Coko”, también sufrió un ictus, pero en su caso, ella no lo presentó en la adolescencia… lo tuvo hace un año y ocho meses.

Recuerda que cuando la trasladaron al hospital, tenía la presión por encima del límite y no se la podían bajar, que cuando se presentó el evento cerebrovascular comenzó a ver como si tuviera agua en los ojos y que tampoco sintió síntomas.

“Soy de presión alta, nunca me la trataron ni me medicaron porque fue culpa mía, sinceramente”, comenta Ale, quien dice no haber sentido síntomas como dolor de cabeza o algo que ella pudiera relacionar con el padecimiento.

Ella llegó a su casa después del trabajo y empezó a ver como si tuviera agua en los ojos. A partir de ahí, recuerda detalles.

“Unos dicen que me desmayé. Tenía mucha gente que había sufrido a mi lado, pero sinceramente nunca pensé que me fuera a dar a mí. Sí, sientes que está pasando algo, pero pensé que se me había bajado la presión”, indica.

Hay detalles que Ale no recuerda del momento y que le fueron platicados por su entorno, como el hecho de que ella se quería acostar a dormir.

{"field1":"“Me comentan que yo me quería ir a la cama y de eso no me acuerdo. Si me dejaban descansar, yo no despertaba”","field2":"confiesa"}

Foto: proporcionada por Alejandra

Durante su estancia en el hospital, Ale, quien tiene todo el lado izquierdo de su cuerpo adormecido por el padecimiento, tuvo sueños horribles y lindos.

“Es algo increíble que no puede ver toda la gente. Veía un fondo blanco con nenitos, angelitos. Uno de ellos se sentaba a mi lado y en una ocasión me preguntó si me sentía bien. Tenía la cara de mi marido cuando era chiquito, no ahorita, sino el rostro que se puede ver en una foto que yo tengo relacionada con él”.

{"field1":"“El que me ve no cree por lo que pasé. Cada minuto cuenta”","field2":"agrega"}

Foto: proporcionada por Alejandra

“Un paciente puede recuperar la capacidad de movimiento si…”

El doctor y jefe del departamento de rehabilitación en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suarez”, Jorge Hernández Franco, menciona en entrevista con SuMédico que la evaluación de estas personas tiene que ser muy completa y, sobre todo, lo que va a permitir que se tenga éxito en el tratamiento es que:

1 – Haya buena comunicación entre los diferentes miembros del grupo multidisciplinario que atiende al afectado

2 – Que reciba atención oportuna pero desafortunadamente a veces no se tienen fechas de consulta a corto, mediano y largo plazo para que el paciente sepa cuál es el objetivo del tratamiento

“Eso es de lo que adolecen desafortunadamente muchos de los tratamientos de las personas con enfermedad vascular cerebral que se prolongan y se prolongan y a veces no tienen una meta clara. El tratamiento es en base a escalas conforme evaluamos físicamente al paciente. Tenemos una ventana de recuperación pensando que pueda estar en el estado en el que se encontraba antes”, indica el doctor Hernández Franco.

Esta ventana de recuperación ha sido motivo de controversia, indica el experto, y en Estados Unidos ha tenido una relevancia muy importante porque los seguros de gastos médicos son los que determinan qué tanto pueden recibir atención estos pacientes.

“Lo que se ha considerado es que un paciente puede recuperar la capacidad de movimiento si tiene movilidad dentro de las dos primeras semanas a tres meses, y pensando en que pueda recuperar todavía un poco más de movimiento, hasta seis meses podemos pensar que pueden recuperar este movimiento. Si después de seis meses no se ha logrado el movimiento, entonces lo que hacemos es compensar esos movimientos con otros que no se tenían antes del problema de la enfermedad vascular cerebral con otros músculos. Esto no quiere decir que no podamos hacer rehabilitación”, explica el especialista en rehabilitación.

El jefe del jefe del Departamento de Rehabilitación en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía resalta que por rehabilitación neurológica debe entenderse un proceso de aprendizaje para el paciente y para el grupo que le rodea, con la finalidad de que ellos también se hagan responsables del programa de mejora.

“Me gustaría que la gente supiera que sí puede recuperarse”

Hoy, “Coko” encontró en el gimnasio una manera de rehabilitarse y se encuentra recuperado en un 90% del ictus. Ale, por su parte, va a estar bien en un 70%.

“De cierta forma siempre he querido que se fijen en mí y sepan que sí pueden recuperarse. Todo es gradual. A la gente que no lo ha pasado, lo que les puedo decir es que deben tener empatía con un problema así. Te miran como algo raro, como algo que no sirve… no tenemos una cultura en el sentido del respeto”, concluye “Coko”.