La mascarilla facial no solo podría ayudar a protegernos del nuevo coronavirus covid-19, sino que también podría facilitar que las personas guarden la sana distancia.
Así lo reveló un estudio realizado por el matemático e informático italiano de la Universidad de Padua, Massimo Marchiori, quien indicó que las máscaras podrían hacer que las personas sean más propensas a distanciarse físicamente del que la porta.
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Mascarillas faciales ayudarían a mantener la distancia social:
Primero que nada, es importante comprender si las mascarillas faciales funcionan o no. Un estudio determinó, a través de modelos matemáticos, que el uso de cubrebocas puede ayudar a controlar la pandemia, e incluso, “prevenir futuras oleadas del virus”.
De acuerdo con esta investigación, el uso masivo de mascarillas faciales disminuye la propagación del SARS-CoV-2 al evitar la dispersión de gotas respiratorias de personas infectadas.
Esto tiene sentido, pues recordemos que un estudio publicado en el journal PNAS que tuvo como enfoque la vida útil en el aire de las pequeñas gotas emitidas por la voz y su importancia potencial en la transmisión del SARS-CoV-2 (causante del nuevo coronavirus covid-19),confirmó que existe una probabilidad sustancial de que el habla normal provoque la transmisión del virus en el aire dentro de entornos confinados.
En dicha indagación, los autores estimaron que un minuto de hablar en voz alta genera aproximadamente 1000 gotas capaces de transportar "viriones", que son unidades del virus que pueden causar infecciones en las personas.
Ahora bien, Marchiori dice que los cubrebocas pueden generar una reacción en las personas que las hará guardar su distancia.
“Sin máscaras, las personas adoptan una estrategia contraintuitivamente peligrosa, una paradoja que podría explicar la falta relativa de efectividad del distanciamiento social. El uso de máscaras cambia radicalmente esta situación, pues rompe el comportamiento paradójico y conduce a un comportamiento seguro de distancia social”, explica Marchiori.
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¿A qué se debe esto? Marchiori detalla que esto podría deberse a la nuestra naturaleza social intrínseca, que nos hace agregarnos y vivir en comunidades y favorece el comportamiento social versus el antisocial.
La doctora y profesora clínica en la división de práctica avanzada de enfermería en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Rutgers, Suzanne Willard, concuerda con Marchiori y explica que los seres humanos necesitamos recordatorios en nuestra vida diaria.
“Una máscara es un recordatorio que te dice que seas cauteloso”, dice Willard
El ver a una persona utilizando una máscara, nos mandaría ese mensaje de que debemos tener cuidado, pues el otro podría estar infectado o mandarnos un mensaje de que dicho individuo piensa que nosotros podemos estarlo, por lo que mantendríamos nuestra distancia.
Solo hay que resaltar que en el estudio de Marchiori, que utilizó un cinturón inteligente para medir la cercanía de otras personas, encontró que cuando las personas no usaban mascarillas, los que las rodeaban tendían a acercarse mucho cuando pasaban y cuando la usaban, la distancia entre ellos y los demás casi se duplicaba.