Comezón, aparición de ronchas, estornudos, congestión nasal, entre otros, son los síntomas que asociamos con la palabra alergia. A pesar del malestar que provocan estos signos, una persona con alergia puede llevar su vida cotidiana al reducir la exposición al factor desencadenante, como el consumo de ciertos alimentos. Sin embargo, para Ana de 24 años, sus síntomas pueden provocarle un desvanecimiento inmediato que imposibilite desarrollar sus actividades diarias.
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Hace cuatro meses Ana fue diagnosticada con síndrome químico múltiple, trastorno caracterizado por la sensibilidad hacia ciertos productos químicos, resultado de alergias que no fueron detectadas a su tiempo.
Ante este diagnóstico, Ana no tuvo que quitar un alimento de su dieta, sino llevar un inventario sobre todos los productos qué utiliza y a los cuáles está expuesta.
“Tuve que hacer un inventario sobre los productos que utilizo para mi cuidado personal. Checar etiqueta por etiqueta, producto por producto. Fue un cambio radical en toda mi vida”
El Instituto de Salud para el Bienestar reporta con datos de la Organización Mundial de la Alergia, que el 20% de la población mundial sufre alguna enfermedad alérgica. En México se estima una prevalencia del 40% en la población, específicamente en las y los niños.
¿Qué es una alergia y por qué se produce?
Una noche del 2019 Ana comenzó a marearse sin entender por qué. No podía pararse. Al ser un malestar recurrente, empezó a realizarse diversos estudios, pero nadie le daba una respuesta que permitiera comprender su situación.
“Les decía: me siento mal, me mareo a cada ratito. No sé ni cuándo, ni cómo, ni a qué hora. Entro en pánico, me siento muy mal”
A pesar de realizar hospitalizaciones en centros médicos especializados, la respuesta era la misma: no tienes nada. La falta de un diagnóstico provocó en Ana ansiedad y depresión.
“No quería salir a ningún lado, no quería hacer nada. Pensaba que, si salía, me iba a poner mal. Ya no tenía ganas de absolutamente nada. Fue una doble luchita de enfrentarme a tomar medicamentos antidepresivos ansiolíticos y poco a poco animarme a salir”
Después de varios meses, llegó el primer diagnóstico: vértigo sin cura. Ana recibió una serie de ejercicios para poder llevar su vida diaria, pero los síntomas continuaron, así como los especialistas, las citas y los estudios sin respuesta.
“Tuve muchísimos diagnósticos, incluso escuché un tipo de epilepsia. Tres meses estaba bien, pero regresaban los mareos. A finales de año un cardiólogo nos refirió con un alergólogo”
Ana recuerda que en la primera cita médica con el alergólogo comenzó a responder preguntas que nadie le había hecho, como rutinas de alimentación o el tipo de ambiente donde se vivía. Al escuchar la sintomatología de Ana, el alergólogo decidió realizar pruebas de alergia.
“Fueron más de 100 alérgenos, entonces tenía piquetes por todos los brazos. El alergólogo analizaba cuánto crecían las ronchas, el color, entre otros factores. Estábamos a prueba y error. Al final, salí activa en todas las alergias. Comenzó a preguntarme con qué producto trapeaba y ahí comencé a conectar los puntos”. Por ejemplo, Ana recuerda que un día antes del cumpleaños de su mamá, trapeó su casa. Al día siguiente, se sintió mal.
Ante los resultados, Ana fue diagnosticada con “una alergia gigantesca”. A lo largo de su vida había desarrollado diversas alergias que no fueron atendidas a su tiempo, por lo cual sus síntomas eran resultado de la falta de diagnóstico y tratamiento.
De acuerdo con MedlinePlus, normalmente el sistema inmunitario combate los gérmenes, siendo el sistema de defensa del cuerpo. Sin embargo, en la mayoría de las reacciones alérgicas el cuerpo responde a una falsa alarma. Las alergias pueden provocar una serie de síntomas como goteos nasales, estornudos, picazón, sarpullidos, hinchazón o asma.
“Existe una predisposición que puede ser familiar, es como una herencia. Si mis papás tienen alguna enfermedad alérgica o tengo algún familiar con alergia, es posible que pueda tener una. Los síntomas dependerán de qué tipo de alergia se desarrolle, puede ser conjuntivitis, asma alérgica, alergia alimentaria, alergia a medicamentos, entre otras”, menciona Néstor Alejandro Meneses Sánchez, alergólogo e inmunólogo clínico pediatra egresado del Hospital Infantil de México Federico Gómez.
Para el diagnóstico de alergia, explica Meneses Sánchez, se realiza una historia clínica con el médico, quien realiza preguntas dirigidas al paciente sobre la sintomatología. Este método sirve para identificar los desencadenantes de los malestares. Posteriormente, se realiza una exploración física para conocer si existe alguna reacción. En el caso de una rinitis alérgica puede ser hinchazón o mucosidad. Si no, comienzan a realizarse las pruebas cutáneas.
“Nosotros cuando nos volvemos alérgicos vamos a liberar o crear una sustancia conocida como inmunoglobulina E. Son receptores específicos contra aquellos alérgenos que nos provocan los síntomas. En el caso de las pruebas cutáneas, nosotros ponemos extractos del alérgeno de pasto, árboles, malezas, polvo, entre otras, para ver si existe reacción a través de una roncha y vamos a medir esa reacción. Finalmente la comparamos con un control negativo y un control positivo para darle mayor confiabilidad a las pruebas”
Otra manera de detectar la alergia continúa el médico miembro del Colegio Mexicano de Pediatras Especialistas en Inmunología Clínica y Alergia, es a través del análisis de la inmunoglobulina E en la sangre.
“Son pruebas para personas que no son candidatas a las pruebas cutáneas. Ambas pruebas son fiables y necesitan la interpretación dada por un experto. Aunque las pruebas salgan positivas o salgan negativas, necesitamos esa interpretación. Las pruebas solamente nos van a hablar de sensibilización, pero la interpretación, aunado a esa sensibilización, nos va a dar el diagnóstico de alergia.”
Un diagnóstico de alergia también puede reducir el riesgo de desarrollar otras alergias. Esto se conoce como marcha tópica, detalla Meneses Sánchez. Acudir con un especialista es esencial para detectar quién puede tener esta predisposición y retrasar la aparición de otras enfermedades alérgicas.
¿Qué es el síndrome químico múltiple?
Según la Sociedad Española de Medicina Interna, el síndrome químico múltiple, también conocido como intolerancia ambiental idiopática,? es un síndrome crónico de etiología y patogenia desconocidas. La persona experimenta una gran variedad de síntomas recurrentes, que implican a varios órganos y sistemas, relacionados con la exposición a diversas sustancias en muy bajas dosis tales como productos químicos ambientales o alimentos.?
La institución añade que el estado de la persona puede mejorar cuando los supuestos agentes causantes son eliminados o se evita la exposición a ellos.? El síndrome químico múltiple afecta principalmente a mujeres de mediana edad y suele acompañarse con intolerancias alimentarias, farmacológicas, entre otras.
“Es completamente terrible el no entender qué te pasa. Este diagnóstico que tengo es producto del contacto directo con ciertos productos químicos. No solamente jabones o detergentes para trapear, también químicos que pueden estar en el maquillaje. La alergia hace que se me inflame el conducto del oído y empieza a hacer presión, provocando mareo. Tengo vértigo el cual es completamente incapacitante”
TopDoctors detalla que en el síndrome químico múltiple no existe un método diagnóstico específico ni ninguna prueba analítica que permita detectarlo. De esta manera, el diagnóstico es clínico, basándose en los síntomas que refiere el paciente y en su historia de exposición a las sustancias químicas para descartar otras enfermedades.
Con el diagnóstico de síndrome químico múltiple, comenzaron diversos cambios en la vida de Ana, como reducir su consumo de azúcar y aplicarse una vacuna realizada específicamente para ella. Bajo 4 meses de tratamiento, Ana detectó una disminución de los síntomas.
“Tengo una mayor seguridad porque ya no me tira como antes. Tengo una mayor conciencia sobre qué es mi alergia. Es una fortuna llegar con una persona que puede darte un diagnóstico adecuado. Es un proceso complejo porque no solamente te afectan las alergias, también refiere una parte emocional. Lidiar con no tener un diagnóstico y ahora aceptar que esta es mi realidad ahora”
La readaptación de la vida de Ana implica llevarse al cine su comida porque no puede comer palomitas por la mantequilla o conocer lo que puede provocar pasar por el pasillo de los detergentes al ir de compras.
Para algunas personas, en palabras de Ana, estas acciones pueden ser referidas hacia una “persona payasa” porque no va a ciertos lugares, no come ciertos alimentos o no realiza ciertas actividades, pero más allá del estigma, encuentra una pérdida en la renuncia. “Eso es otro impacto, otro duelo teniendo la alergia.”
¿Qué puedo hacer si me da una alergia?
Tras los cambios que Ana ha realizado, también toma mayor conciencia sobre cómo afectan al organismo los diversos productos que pueden consumirse. La Universidad de Costa Rica recomienda que cada vez que se compren productos se lean las instrucciones de uso, así como las advertencias.
Cuando una persona se expone a una amplia gama de preparaciones de cuidado personal, se eleva el riesgo de exposición a químicos que podrían estar vinculados al cáncer, problemas hormonales, aparición de alergias o irritación de la piel.
Por su parte, Istas aconseja tomar conciencia sobre cómo estos productos pueden significar un peligro para el medio ambiente, funcionando como contaminantes del agua y atmosféricos o sustancias que pueden acumularse en los tejidos grasos de los organismos. Dichos contaminantes también pueden ser un factor para el desarrollo de alergias, así como el uso excesivo de medicamentos, expone Néstor Alejandro Meneses Sánchez.
En el marco del Día Mundial de las Alergias, celebrado cada 8 de julio, el alergólogo e inmunológico recomienda a las personas acercarse con especialistas para recibir un diagnóstico adecuado que pueda mejorar su calidad de vida y evitar complicaciones, como dejar de respirar o inflamación en algunas zonas
“El Día Mundial de las alergias se hizo para darle mayor visibilidad a las enfermedades alérgicas y que precisamente los pacientes no se acostumbren a vivir de esa forma, sino que conozcan los síntomas. Así podemos ofrecerles esos cuidados que necesitan”
Por su parte, Ana aconseja registrar las molestias que sean posibles indicios de alergias, pues esto podrá ayudar a especialistas de salud a conocer qué está afectando, cómo y cada cuánto.
“Podemos ser más conscientes de esos síntomas y registrarlos. A mí me ha ayudado registrar la hora a la que me sentí mal. Cuando acudo a mi diario pienso: ‘ah, claro, paso por esto’. Probablemente es lo menos que piensas cuanto te sientas mal, pero hacerlo ayuda a entenderlo”
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