Pese a que aún no es un hecho comprobable, el Hospital Universitario de Jena, Alemania, encontró una relación directa entre el clima y los ataques de epilepsia. De acuerdo con este trabajo, cuando se presenta un día con presión atmosférica baja y humedad alta en el aire, existe un mayor número de crisis epilépticas.
Por otro lado, se registró que las altas temperaturas ayudan a que se reduzca el número de brotes que sufren los pacientes. Pese a que la influencia del clima en los pacientes con epilepsia quedó comprobada, los investigadores subrayan que este hallazgo no es absoluta, es necesario repetir el muestreo en distintas zonas del mundo con diferentes climas para intentar llegar a conclusiones universales.
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¿Qué es la epilepsia?
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos (NIH) explica que la epilepsia es un trastorno cerebral que provoca que una persona tenga convulsiones repetidas durante segundos o minutos.
Las convulsiones son episodios de actividad descontrolada y anormal de las neuronas (actividad electrónica excesiva) que puede causar cambios en la atención o el comportamiento de alguien.
La forma como se manifiesta una crisis depende de la parte del cerebro afectada y la causa de la epilepsia. Existen dos grandes tipos de crisis epiléptica:
- Las crisis parciales o focales, donde la descarga comienza en una zona determinada que puede extenderse al resto de la corteza cerebral
- Las generalizadas, que afectan a todo el cerebro y provocan la pérdida de conocimiento
Alrededor de 50 millones de personas en el mundo tienen epilepsia de acuerdo con la Organización Panamericana de Salud (PAHO). En México existen alrededor de 2 millones de personas con este trastorno.
Se trata de un problema físico, no de una enfermedad mental, por lo que, la mayor parte de las personas con epilepsia son plenamente funcionales el resto del tiempo, de acuerdo con el sitio Vivir con Epilepsia.
Causas de la epilepsia
Algunas de las causas que pueden detonar epilepsia son un traumatismo fuerte, un tumor, una infección, alteraciones genéticas o inmunes o una enfermedad metabólica.
Por otro lado, existen otros factores que pueden desencadenar una crisis como la fiebre, horarios de sueño irregular, el estrés o el consumo excesivo de alcohol y drogas.
Para ayudar a controlar y disminuir la frecuencia de las crisis de epilepsia se aconseja tener hábitos de alimentación sanos, hacer ejercicio, dormir la cantidad de horas adecuada y no consumir drogas o alcohol. Además, se deben seguir las pautas de medicación indicadas por el médico.
Nuevas rutas de investigación
El estudio desarrollado en el Hospital Universitario de Jena analizó la relación de la temperatura, la presión atmosférica y la humedad del aire, con la aparición de crisis epilépticas en 604 enfermos diagnosticados previamente. Se observó que la combinación de presión atmosférica baja y humedad alta provocaba un riesgo mayor de aparición de estas convulsiones.
Por el contrario, cuando la temperatura se encontraba por encima de los 20 grados centígrados, actuaba de forma positiva en los pacientes. En este sentido, los datos del estudio expusieron una caída del número de casos de convulsiones cuando hacía calor.
Finalmente, tras confirmarse la relación directa entre este trastorno y la situación meteorológica, se planteó una nueva ruta de investigación de esta patología, la cual se ha convertido en una de las enfermedades del sistema nervioso más frecuentes en el planeta.
(Con información de NIH, Vivir con epilepsia, ResearchGate, PAHO, La Vanguardia)