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La diabetes mellitus tipo 1 les cambió la vida

Renata y Manuel han asumido su enfermedad, se administran insulina 7 veces al día y siguen teniendo metas y sueños.

Escrito en ESPECIALIDADES el

Renata Cuéllar Vélez y Manuel Jaimes Elías son unos jóvenes de 19 y 21 años que por lo menos durante la mitad de su vida han vivido con diabetes mellitus tipo 1. Es una enfermedad que sobre todo ataca a los niños y jóvenes quienes serán dependientes de la insulina por el resto de sus vidas.

Este tipo de diabetes es el menos conocido y el menos atendido por las instituciones del sector salud. Renata se tiene que administrar insulina 4 veces al día y por lo menos se mide la glucosa 7 veces. Lo padece desde que tenía 9 años, una edad en la que ella no entendía qué le pasaba.

Casualmente Manuel también comenzó a padecer la enfermedad a los 9 años, es decir, ha convivido con ella durante más de la mitad de su vida.  Su papá padece diabetes tipo 2 y fue quien identificó la causa de sus síntomas: tenía mucha sed, sentía mucha fatiga, en la escuela le decían que no podía estar tranquilo todo el día pues tenía vómito.

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Diabetes tipo 1: las historias de Manuel y Renata

Para ambos el proceso de aceptar su enfermedad fue muy difícil. Lo fue tanto por no entender por qué les había tocado a ellos ese destino, como por la disciplina que implica cuidarse y someterse al tratamiento.

Renata lo platica así:

El asumir la enfermedad fue un duelo muy difícil y muy largo. Estaba muy enojada y sentía un cansancio de tener la enfermedad. Me estresé y me harté de la rutina. Eso de tener que medir la glucosa, de tener que inyectarme, me ponía demasiado molesta porque ves que las otras personas no lo hacen y me decía ¿por qué tengo que hacerlo yo?


Por suerte, su alimentación siempre había sido saludable por lo que Renata se adaptó a una dieta un poco más rigurosa más fácilmente “pero me costó mucho trabajo asumir la disciplina de tener de inyectarme varias veces al día”:

Hay necesidad de estarse midiendo la glucosa. Dependiendo del resultado se toman decisiones. Nos tenemos que checar la glucosa siete veces al día y de repente más. Es necesario saber cómo estamos cuando vamos a hacer una caminata o cualquier tipo de ejercicio, o cuando queremos comer alguna cosa. Es una matemática muy grande. No es algo muy simple. Incluso se tiene que medir antes de dormir porque una hipoglucemia nocturna es muy fuerte.
 

Las veces que un enfermo de diabetes tipo 1 se tiene que poner insulina al día puede variar de acuerdo con el tratamiento. Renata se pone una obligatoria en la mañana, otras a la hora de la comida y de la cena; y para dormir es otro tipo de insulina “para sostener”. Todo depende de qué tratamiento se lleve y cual insulina se usa.

Vale la pena cuidarse. Tenemos una vida por delante

Su mensaje para otros chicos que comparten su enfermedad:

No están solos. Los entiendo en esta parte del enojo, la tristeza y el cansancio. Al final vale cuidarse porque tenemos toda una vida por delante, y tenemos sueños, metas y esos sueños y metas tienen que ser una palanca para que nosotros nos cuidemos y no nos pongamos obstáculos nosotros mismos.
 

En el caso de Manuel, considera que fue afortunado por convivir con personas que viven con diabetes y eso ha permitido que toda su vida diaria, todo su contexto sea más agradable, más fácil. Y ha dado como resultado que hoy por hoy se sienta tranquilo con su diabetes y pueda apegarse a su tratamiento:

 

Sí a todos nos pasa sentir cierta rebelión y coraje por padecer la enfermedad. Esa sensación es básica, todos la sentimos aunque la vivimos de diferente manera. Pero cuando logras aceptar y afrontar tu vida con diabetes tipo 1 todo es más fácil.


Renata y Manuel participaron en un foro realizado en el Senado por la Federación Mexicana de Diabetes (FMD), la senadora Eva Galaz y la organización Amupas.

Ambos lanzaron un llamado a las autoridades a respetar su derecho a la salud y garantizar su tratamiento, y a la sociedad en su conjunto a que se visibilice la enfermedad para que haya una mejor atención, toda vez que, como se dijo en el foro, es muy difícil conseguir que les administren insulina en el primer nivel de atención en las instituciones públicas, por supuesto no les proporcionan un glucómetro que es el dispositivo para hacerse las mediciones de glucosa, ni jeringas ni lancetas.