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Enfermedades mentales, emergencia mundial

En México se estiman 700 mil casos de demencia, el de mayor preocupación es del Alzheimer, aseguran especialistas.

Escrito en ESPECIALIDADES el

“En el mundo estamos enfrentando una emergencia de salud pública por el incremento de las enfermedades mentales”, advirtió la presidenta de la Asociación Mundial de Alzheimer, Daisy Acosta, al apuntar que en este año se preve un total de 35. 6 millones de casos, con un costo en su atención de 315 billones de dólares.

En México, especificó, se estiman que se registran alrededor de 700 mil casos, con una prevalencia que también va en aumento, tan solo en el Distrito Federal es de 8.6 por cada 100 mil habitantes.

La situación de la población mexicana, abundó, se torna preocupante, si se considera que las enfermedades mentales están sumamente ligadas a la vejez; de acuerdo a informes oficiales, cada año se suman un millón de personas a la etapa de la tercera edad, en 2009 alcanzaron la cifra de 8 millones, para 2010 se espera sean más de 10 millones.

Al respecto, la dirección de Salud Mental, de la Secretaría de Salud, reconoce que dentro de cinco años el número de casos de demencia en nuestro país se duplicará, de ahí la decisión de integrar este rubro dentro del esquema del Seguro Popular; sin embargo del presupuesto total a Salud, sólo el 0.7 por ciento se destina para la atención de estos padecimientos.

La doctora Daisy Acosta hizo hincapié en que las alternaciones mentales “están alcanzando proporciones epidémicas”, pues cada año se registran 4.6 millones de casos nuevos en el orbe, es decir “cada segundo hay un caso nuevo”.

Una investigación realizada por la Asociación Mundial de Alzheimer, abundó, establece que para el año 2030 los casos ascenderán a 67.5 millones, pero tan sólo 20 años después se habrán duplicado al estimarse que sumarán 115.4 millones. “Ningún país está preparado para manejar este número de pacientes (...) estas enfermedades se van a comer al mundo”, aseveró.

Es por ello, subrayó, que una de las principales metas fijadas por la Asociación Mundial de Alzheimer para este año, es la de influir en los gobiernos para la toma de decisiones dentro de las políticas de salud, donde se reconozca la gran importancia que representan los diversos tipos de demencia, que afectan principalmente a las personas mayores a los 60 años de edad.

Las políticas públicas, abundó, deben dirigirse tanto a la atención médica, como a la capacitación de cuidadores y el respaldo a los familiares, además de que deben de prevenirse también mayores recursos a la investigación, pues actualmente apenas y alcanza el 10 por ciento.

Urgente eliminar el estigma de la demencia

“Si no gritamos, nadie nos va a oír”, aseveró el especialista David Reniskoff Fisher, sostener que uno de los factores más importantes para que se adopten las políticas públicas necesarias para revertir el aumento de la demencia en la población, es la educación.

El doctor David Reniskoff es integrante de diversas organizaciones, como la Asociación de Psiquiatría Mexicana, el Consejo Mexicano de Psiquiatría, Asociación Mexicana de Psicogeriatría, así como de la Asociación Internacional de Psicogeriatría, entre otros.

Insistió que sólo a partir de una preparación adecuada de la población, será posible eliminar los estigmas que conllevan las enfermedades mentales, inicialmente la vergüenza.

“Da una pena enorme reconocer tengo una enfermedad demencial, mientras exista este estigma en este país se va a decir que el problema no existe, y si tenemos la cabeza abajo de la tierra, el problema nos va a comer”.

Pero además, abundó, la población no debe aprender a ver como algo “natural” a estas enfermedades, porque “las demencias no son una forma de envejecer normalmente”.

A esto se agrega, enfatizó, los problemas de carácter económico, porque lo primero que se afecta es la economía familiar; “ojalá que el Seguro Popular sea útil para que la gente no sufra y tenga que gastar el 60-70 por ciento en salud”.

El especialista enfatizó que existen factores de riesgos para contraer enfermedades mentales, como traumas craneoencefálicos sufridos durante los accidentes; infartos al miocardio o enfermedad de las venas; entre otras.

Al respecto, debe señalarse que acorde a la literatura médica entre las causas que derivan en diversos tipos de demencia se encuentran daño cerebral por diversos ataques cardiovasculares, (denominada demencia vascular); adicciones como el alcoholismo y drogadicción; SIDA; esclerosis múltiple; las enfermedades de Huntington, Parkinson, Creutzfeldt-Jakob, de Pick; hidrocefalia; sífilis sin tratamiento; así como insuficiencia de nutrientes como Vitamina B12 y Tiamina.

En cuanto a factores de riesgo, a la edad avanzada se suman antecedentes familiares de demencia, colesterol elevado, presión alta, uso prolongado de medicamentos o de terapia hormonal restitutiva, así como constantes golpes en la cabeza por deportes de contacto, como el futbol americano.

El estrés familiar

La especialista en enfermería geriátrica, Mayté González de Cossío, quien pertenece a la Federación Internacional de Alzheimer, advirtió que las enfermedades mentales afectan lo mismo a ricos que a pobres de todo el mundo y el sufrimiento es igual para ambos sectores.

Uno de los principales problemas en el paciente, abundó, es el miedo, al pensar: “Me estoy volviendo loco. Es por eso que tanto los especialistas como las enfermeras deben señalarle claramente que tiene un problema que no implica locura, esto lo dignificará”.

En los familiares, el estigma también representa un gran peso, abundó, pues el 99 por ciento piensa que la demencia es igual a locura, “Va al médico y le dice: su papá tiene una demencia, pero para el hijo significa: mi papá está loco (...) pero en ningún hospital existe la palabra loco, este es una palabra coloquial”.

Además de esta carga, está la de la atención diaria, desde el darle los medicamentos, alimentarlo, ayudarle a realizar sus labores cotidianas como el baño, etcétera; a esto se agrega la preocupación por los gastos en consultas y medicamentos. En conjunto esto deriva en un gran estrés para el cónyuge, los hijos, e incluso para las cuidadoras.

Es de señalarse que el problema se acentúa en las zonas de pobreza, pues en el 16 por ciento de los casos se hace responsable a los niños del cuidado del abuelo o la abuela, mientras la mamá o el papá acuden a trabajar.

Es por esta razón, enfatizó la enfermera Mayté González, que se ha establecido la necesidad de impulsar la creación de casas de cuidado de día, donde el paciente puede permanecer en horarios de 8 de la mañana a 5 de la tarde, sin que pierdan la posibilidad de seguir conviviendo con sus familias.

Pero el cuidado no sólo se debe dejar a los hijos o nietos, es decir al núcleo que convive a diario en una casa, llamado cuidador primario, también se requiere el respaldo de hermanos, tíos, primos, sobrinos, etcétera.

Generalmente cuando un pariente enfrenta este tipo de problema, le decimos “tiene paciencia, está envejeciendo; o comentamos, es como un niño y esto es mentira, porque la vida de un niño está comenzando y tiene la capacidad para aprender, el viejo no, él va para atrás”.

Y a modo de consuelo, abundó, decimos a quienes tienen este problema “voy a rezar por tí”, pero lo que requieran es apoyo, que les demos un poco de nuestro tiempo y los escuchemos, que lo respaldemos.

“En ocasiones se preguntan, ¿por qué mi mamá se encierra hasta una hora en el baño?, a veces mamá va al baño para tener privacidad”.

La carga emocional puede ser tan grande para los cuidadores, incluso los profesionales, agregó, que enfrentan problemas como la capacidad de concentración, o caen en depresiones, por lo que ellos también requieren de gran ayuda, concluyó.