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El tren hospital de Pancho Villa tenía quirófanos

Para atender a sus hombres, Villa contaba con un tren hospital al ojo de médicos militares de México y Estados Unidos.

Escrito en ESPECIALIDADES el

Pancho Villa, el hombre fuerte y organizado de la revolución mexicana, el llamado Centauro del Norte, comandando a sus Dorados, era un hombre preocupado por la salud de sus tropas.

Cuenta Cecilia Rascón, artista y productora musical, “enamorada de Pancho Villa, como buena norteña”, como dice con sus propias palabras, platicó con SU MEDICO y abrió el panorama, tal vez oscuro, respecto a las curiosidades médicas del Centauro del Norte.

Curiosidades tales como el famoso Tren Hospital, una instalación rodante que acompañaba a los alzados en su batalla y contaba con el servicio de los mejores médicos mexicanos y norteamericanos que atendían a los revolucionarios en vagones habilitados como cuartos de hospital y hasta quirófanos.

“Pancho Villa era un personaje que amaba a su gente, y se preocupaba mucho por sus heridos de guerra (…) El tren era el transporte de La División del Norte, entonces montó un convoy de 40 vagones hospital para la revolución mexicana. Tenía médicos militares de Estados Unidos y de México. El tren tenía quirófanos y hospital. Entonces los heridos eran atendidos de inmediato, si necesitaban quedarse en el tren lo hacían, pero si era necesario darles mayor atención, Villa ordenaba que se desengancharan algunos vagones del tren para trasladarlos en el hospital de Chihuahua”, comenta la investigadora con emoción.

Otra de las curiosidades de aquella época eran las heridas de bala de los revolucionarios. “La mayoría de las heridas eran de la cintura para abajo –comenta Rascón–, y esto tiene una razón: los hombres de Villa eran norteños altos que montaban caballos altos, entonces las carabinas 30/30 de los soldados del ejército, que además eran más bajitos de estatura, apenas alcanzaban a pegarles a los rebeldes en las piernas, o bien daban en el caballo. De ahí que en las imágenes de aquella época se mostrara a mucha gente coja o con muletas”.

Pero Pancho Villa no era sólo un aguerrido y astuto militar, también tenía conocimientos de herbolaria, por las tribus de indios que conoció en la sierra del norte de México y del sur de Estados Unidos, rarámuris y apaches, por lo que no extraño ver a Villa curando a su gente, cuando andaban de campaña, con emplastos de hierbas.

“Villa estuvo a punto de perder las piernas, sin embargo, él mismo se curaba, no dejaba que le amputaran y con hierbas logró salvar sus piernas –comenta Cecilia Rascón–. No le gustaba que lo anestesiaran, no confiaba en nadie porque creía que al dormirlo iban a matarlo… ¡Era un coyote!”

Otro detalle que refiere la educación social, militar y médica de Pancho Villa era el amor que le tenía a los niños (“Mis hermanitos de sangre y raza”, decía Villa) y la manera como respetaba a los heridos del otro bando. “Mientras el ejército huía y dejaba heridos y muertos, Villa curaba y enterraba a los suyos, además de atender a los heridos del ejército, a los cuales les ofrecía salvar su vida si se cambiaban de bando”, comenta la investigadora.