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Depresión, ansiedad y suicidios, manifestaciones de la pandemia

De suyo grave, la pandemia ha agravado los problemas de salud mental que sufren los mexicanos y los habitantes de todo el orbe.

Escrito en ESPECIALIDADES el

Aunque no existe una forma de medirlo exactamente, una publicación del British Medical Journal de hace varios años menciona que después de un desastre – y la epidemia que azota al planeta puede considerarse como tal- sí hay un aumento importante de los trastornos ya bien establecidos. La prevalencia pasa del 2% al 4%. Y en el caso de los trastornos mentales ligeros o moderados se incrementan hasta en 15 y 20% cuando la prevalencia previa era del 10%.

El dato es citado por el doctor José Mendoza Velásquez, jefe del Área Médica en los Servicios de Atención Psiquiátrica de la Secretaría de Salud (Ssa) y Coordinador de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) quien en entrevista con SuMédico explica que una situación más difícil de cuantificar es nuestro estrés del día a día, el cual no se toma como enfermedad:

“Muchas veces el contexto de nuestro día a día nos está dando señales de que tenemos que poner atención a nuestra salud mental”, afirma. 

Depresión, ansiedad y suicidios, manifestaciones de la pandemia en la salud mental

Una de las manifestaciones más dramáticas del estado de la salud mental en estos tiempos es el suicidio. La revista The Economist publicó recientemente que hay una conexión entre la pandemia y el suicidio pues además de las pérdidas de empleo, la covid-19 ha tenido efectos en la vida social de las personas. Se ha incrementado la soledad y la depresión para muchos.

Cada día 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, un día que busca recordar que la salud de cada individuo es la sólida base para la construcción de vidas plenas y satisfactorias.

Derivado de la pandemia, uno de cada cuatro adultos jóvenes de EU han considerado el suicidio

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de América (CDC) llevaron a cabo una encuesta en agosto de este año. Encontraron que uno de cada 10 de los 5 mil 400 estadounidenses encuestados había considerado seriamente el suicidio en el mes anterior al estudio. Esto equivale aproximadamente al doble de los que habían pensado en quitarse la vida en el 2018. En el caso de los adultos jóvenes, de 18 a 24 años de edad, la proporción es preocupante, con uno de cada cuatro considerando el suicidio.

En momentos en que millones de personas en el mundo han debido confinarse y muchos han perdido sus empleos hace pertinente conocer el estudio realizado por la revista médica The Lancet que compara un aumento del 1% en el desempleo con un aumento del 0.79% en el número de suicidios en Europa y un aumento del 0.99% en Estados Unidos, en “donde las prestaciones por desempleo han sido a menudo menos generosas y las armas están fácilmente disponibles,” expone The Economist.

En ese sentido, un estudio sobre salud mental realizado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en siete países, mostró que un 51% de las personas encuestadas para esta investigación considera que la pandemia de covid-19 ha incidido de manera negativa en su salud mental.

El estudio titulado "La mayor necesidad era ser escuchado: La importancia de la salud mental y el apoyo psicosocial durante covid-19", también subraya las necesidades urgentes en el plano de la salud mental de quienes se han desempeñado en la línea del frente de la pandemia, desde personal médico, hasta voluntarios, pasando por trabajadores comunitarios, trabajadores sociales, encargados de recoger cadáveres, dirigentes comunitarios y muchos otros.

La salud mental es tan importante como la salud física

El nuevo informe sobre la importancia de la salud mental y el apoyo psicosocial ante la covid-19 del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja pone de relieve la carga adicional de estrés y sufrimiento que supone la pandemia para comunidades en todo el mundo.

Al respecto, Robert Mardini, director general del CICR, refiere que la salud mental es tan importante como la salud física, sobre todo en situaciones de crisis, en las que las necesidades de salud mental adquieren una importancia crucial. Por lo anterior, destaca también que la situación actual exige un financiamiento urgente y más elevado para salud mental y apoyo psicosocial en las respuestas humanitarias:

"La crisis sanitaria que se desató a raíz de la covid-19 ha exacerbado la angustia de millones de personas ya golpeadas por conflictos y desastres. La imposición de medidas de aislamiento, la pérdida de la interacción social y las presiones económicas inciden en la salud mental y el acceso a la atención".
 

Rodeado de gente, pero solo: la historia de Cristian

Cristian tiene 30 años. Su trabajo principal son las relaciones públicas de una institución gubernamental y durante la pandemia la indicación ha sido trabajar desde casa. Cuenta que al estar en un área de relaciones públicas era común salir al menos los viernes a tomar unas copas con los compañeros o gente con la que se buscaba establecer relación.

Las primeras semanas y todavía hasta llegar al segundo mes de confinamiento, el joven nunca pensó en el alcohol como un problema pues en casa continuaba tomándose “unas copitas” o bien, tenía al menos una botella con vino en el refrigerador para cuando leía algo o se quería relajar. Tenía videojuntas con sus compañeros y no se percataba que esas copitas en realidad ya eran un hábito, incluso, bromeaba con los compañeros:

“Les dije a mis amigos que si ya se habían dado cuenta que no éramos bebedores sociales, compartíamos memes de la desintoxicación obligada por la pandemia”.

Entre risas Cristian cuenta que conforme el tiempo pasó, se dio cuenta que algo estaba mal, pues cada semana salía a comprar alguna bebida alcohólica y a ello se agregaba el fumar:

“Ya no me dio risa, le pregunté a una amiga médico cuánto era lo máximo que podía tomar para considerarme alcohólico y creo que sí, yo cabía en eso desde que iba a la oficina”.
 

Cuenta que llegó a consumir dos botellas de vino o de un conocido ron blanco; sin embargo, al irlo dejando se fue sintiendo cada día peor.

“Me mareaba, me sentía ansioso, de repente enojado, luego simplemente hiperactivo. Me puse a pensar que requería apoyo y contacté con un amigo psicólogo que me recomendó un especialista que me atiende por videollamadas”.

Ahora vive con un perro

Con la terapia recibida, Cristian comenzó a reflexionar acerca del “verdadero” problema, según nos cuenta:

“La cuestión es que dejas pasar muchas cosas, dejas todo por un trabajo y al final te das cuenta de que estás solo. Así lo siento, me evadía, me metía en el trabajo, con los amigos, los compañeros, a pesar de estar en un área dónde contacto a mucha gente, fui consciente de mi soledad en el confinamiento”.
 

Como parte de su tratamiento, se le recomendó adoptar una mascota:

“Ahora vivo con un perro, es de raza pequeña porque estoy en un departamento, me ha servido mucho la terapia, aunque ahora tengo mucho miedo a estar solo, a aceptar mi vulnerabilidad y decir: me siento solo”.
 

Finalmente, Cristian nos cuenta que ya no será lo mismo su regreso a las oficinas:

“Como hombre, es muy difícil aceptar que necesitas ayuda, dejarte llorar, aceptar que sientes. Era muy fácil reír y convivir con alcohol, hasta lo tomas a cotorreo, ahora pienso que debo cuidarme, hasta tener a alguien cercano que me escuche, que me entienda, alguien en quien confiar más allá de todo”.
 

En México ya sufría algún trastorno mental el 18% de la población en edad productiva

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), antes de la pandemia 650 millones de personas en el mundo ya sufría algún trastorno mental; entre los principales se encuentran la depresión, ansiedad, abuso de alcohol y sustancias, epilepsia y Alzheimer.  

Mientras, en México un 18% de la población urbana en edad productiva (15 a 64 años) sufre algún trastorno, conforme datos de la Secretaría de Salud.

Al respecto, el doctor José Mendoza Velásquez,  explica que el impacto y problemas de salud mental siempre han estado presentes en México y desde hace mucho tiempo, situación que ha incrementado, manifestándose con el aumento en los niveles de estrés que genera muchas dudas en la población e invita a preguntarnos qué tanto impacta la salud mental en la generación de otras enfermedades:

“Partimos del hecho de entender que la salud mental. Desde la salud mental tendríamos que hablar del amplio panorama sintomático que empieza desde la pérdida del equilibrio por cualquier situación estresante hasta cuestiones de desgaste o hasta la pérdida de nuestros mecanismos de defensa y adaptación que favorece la aparición de un síntoma que prevalece más tiempo y que mientras más tiempo prevalece da origen a un trastorno”.
 

El doctor indica que muchas veces no tenemos muy claro a qué nos referimos con salud mental pues de inicio pensamos en la enfermedad mental.

Por lo menos 6% de la población mexicana padece depresión

“La OMS manejaba que a principios del año había 300 millones de personas en el mundo que padecían depresión. Este contexto es muy particular en nuestro país pues si bien se sabe que en contexto comunitario aproximadamente el 6% (la padece) hay que considerar que una gran cantidad de personas en nuestro país están padeciendo síntomas o trastornos mentales y lo desconocen”.

El doctor explica que la depresión es la enfermedad que tiene mayor prevalencia en el mundo y son las mujeres quienes padecen más de trastornos mentales.

“La mayor cantidad de gastos en salud son debido a las enfermedades mentales y sabemos que la depresión es una de las enfermedades más discapacitantes en general. La OMS tiene un documento muy interesante en el que proyecta que para 2030 la depresión será la enfermedad más discapacitante, esto agregado a que hasta el momento la salud mental sigue siendo una situación olvidada. El covid lo hace ver más.”

Casi 18 personas al día se suicidan en México

Mendoza refiere que si hablamos de otras consecuencias psicosociales como es el caso del suicidio, aproximadamente 800 mil personas se suicidan al año en el mundo y en nuestro país 17.8 personas se suicidan diariamente, casi 18:

“Si bien sabíamos que ya entrábamos a la pandemia con un proceso de salud mental frágil, la pandemia significó un riesgo agregado que se habla que las circunstancias asociadas con el estrés aumentan después de las emergencias y los trastornos mentales favorecen la aparición de otras enfermedades”.
 

Otra cosa que siempre es importante mencionar es que el estigma sobre la salud mental prevalece y existe una gran desinformación; muchas personas consideran no tener un trastorno.

"Las personas no relacionan a los trastornos mentales con pequeños cambios que ocurren en la vida diaria, por ejemplo, ya estoy tomando más, nunca cuestionamos si estamos tomando más café, la calidad del sueño; son cosas que no consideramos anormales, ahora también los hábitos de sueño han cambiado, no dormimos adecuadamente, todos estos puntos son a veces esos pequeños datos que nos muestran que la salud mental se afecta".
 

Datos de 2017 hablan de que una persona con enfermedad mental no únicamente pierde calidad de vida, sino que al padecer más enfermedades puede disminuir este punto en la relación con la pérdida de años de vida saludable que llevan a la discapacidad.

Igualmente hemos mencionado que la brecha de atención sigue siendo muy grande pues existe una gran cantidad de problemas de salud mental, pero de la misma forma existe una gran cantidad de esos padecimientos que no se diagnostican y que no se tratan.

No hay edad: la historia de Silvia

Silvia terminó la primaria con un promedio de 10 perfecto. Por sus buenas calificaciones durante los seis años, era la abanderada de la escolta. Cuando entregó la bandera y escuchó las Golondrinas en ese patio de la Escuela Primaria Pensiones comenzó a llorar. Y lloró y lloró hasta que sus manos y sus pies se torcieron. Fue llevada a una enfermería, le dieron a oler alcohol y se tranquilizó.

Después de las vacaciones de verano fue inscrita en la Secundaria 4, una de las más grandes y reconocidas de la época, y desde el primer día se empezó a sentir mal. Pensaba que ahora que llevaba 10 materias, con 10 diferentes maestros, no iba a poder con la escuela. Sentía ganas de llorar pero se aguantaba y sólo los ojos se le ponían rojos.

“¿Tienes gripa?”, le preguntó un profesor y ella dijo que sí. Pero a partir de aquel momento, cuando estaba en la escuela todo el tiempo sentía un nudo en la garganta. Cuando llegó a su casa su papá notó algo raro y le preguntó qué pasaba.

“Nada”, fue la respuesta. “No, a ti te pasa algo”, dijo el padre y desde ese momento ella comenzó a llorar. Le explicó lo que sentía y su papá se sentía desconsolado. Su hijita que sacaba puros dieces decía que no iba a poder con la escuela. Silvia lloró a partir de ese momento y durante un par de meses cuando estaba en su casa hasta que su papá le dijo que se olvidara de la escuela.

Fue un caso de depresión infantil que no fue atendido. La familia no tenía dinero para buscar atención especializada pero además en esa época no se usaba consultar a un “loquero”. Silvia dejó de ir a la escuela, pero siguió llorando durante un tiempo. La razón que esgrimió después fue que qué era lo que iba a hacer cuando se muriera su mamá. 

Durante un tiempo no quiso saber nada de la escuela secundaria. Estudiaba inglés y sus papás la pusieron a estudiar mecanografía y taquigrafía, lo cual ella tomó como entretenimiento. Después de algunos meses decidió que quería volver a la secundaria.

Esas crisis de depresión se han presentado dos veces más y sólo hasta la última tuvo atención de un psiquiatra que la medicó. El tratamiento fue de un año y ha funcionado hasta el momento.

El doctor Mendoza Velásquez afirma que un paciente con depresión tarda 14 años en llegar a la atención psiquiátrica y durante estos años el cerebro puede cambiar mucho y esto genera una gran cantidad de circunstancias que favorezcan la enfermedad.

La enfermedad mental no se debe ver como un problema misterioso que provoca cambios misteriosos y que dan como resultado series basadas en casos de asesinos, violencia, que, si bien existen, representa un porcentaje mínimo en la salud mental. La verdadera crisis de salud mental que estamos viviendo está relacionada con los problemas de todos los días.

Poco dinero y pocos psiquiatras

El doctor comparte que el porcentaje del PIB dedicado a la salud mental es de 2% que es aproximadamente o muy similar a lo que ocurre en el resto de los países, pero es demasiado bajo, y de éste, un 80% está destinado a los hospitales de alta especialidad, ante lo cual la mayor cantidad de personas que tienen fallas discretas de la salud mental no van a ser atendidas.

Respecto a la cantidad de atención especializada en salud mental, Mendoza comenta que hay pocos psiquiatras en México:

“Somos pocos los psiquiatras en el país, al final somos aproximadamente como 4400, máximo 4500 y de todos, la mayor cantidad están concentrados en las ciudades más grandes, ante lo cual la salud mental se posiciona aún más como un reto en ciertos lugares”.
 

Lo anterior indica que CDMX, Monterrey o Guadalajara cuentan con muchos más especialistas:

“Tan solo la Ciudad de México tiene casi 2 mil psiquiatras contra Zacatecas que tiene nueve; Guerrero que tiene 25 y Tlaxcala tiene siete; hay una distribución desigual de este recurso lo cual habla de que no importa el número sino el acceso difícil a la salud mental pues hay estados que no cuentan con un hospital psiquiátrico u otro tipo de servicio especializado más que en los centros urbanos del estado, lo cual habla de que en la comunidad no existe ningún proceso de atención”.
 

En este punto, el doctor nuevamente aclara que los puntos de vulnerabilidad de la salud mental de los mexicanos no son nuevos pues son algo que se venía “arrastrando” desde hace tiempo y que la pandemia puso en evidencia como punto importante olvidado.

El estigma de la salud mental en 2020: la dificultad para aceptar que se vive con una enfermedad mental

Acerca del estigma de la salud mental en pleno 2020, el doctor comenta que parte del simple hecho de no aceptar que yo puedo tener una enfermedad mental.

“El punto es que con frecuencia es probable que varias de las personas con las que convivimos día a día tengan algún trastorno mental y no lo sabemos. El punto es la dificultad de aceptar que yo pueda tener eso y lo mucho que voy a hacer antes de buscar ayuda”.
 

Además de lo anterior, puntualiza que el estigma no únicamente es ver a la otra persona como una persona distinta sino no aceptarme a mí mismo:

“La salud mental va en contra de cualquier proceso productivo que de alguna forma se ha relacionado más con algunos contextos que prevalecen. No únicamente es pensar en la psiquiatría de confinamiento y de institucionalización".
 

Acerca de la psiquiatría de confinamiento e institucionalización, Mendoza aclara que sí existió y en algunos momentos sí existe, pero ya no representa propiamente al gran problema. El gran problema es la gente que tiene todos estos trastornos mentales y que está trabajando todos los días y que a veces no se puedes ni levantar para ir a trabajar y no se han dado cuenta:

“Se piensa que no pasa nada si de repente tomaba alcohol cada mes y de repente ya bebo cada fin de semana. Hay otros casos en que los pacientes me dicen que ya se habían dado cuenta que vivían con estrés y de repente les salían marcas en la piel, se caía el cabello, había tensión y de repente esa situación rara para a ser normal: esa es la enfermedad mental, ese es el problema real, el hecho de vivir con estrés toda la vida que genera cambios significativos por ejemplo, en el corazón al obligar a que trabaje a un ritmo acelerado, a demandarle siempre”.
 

Mendoza indica que si se vive con estrés constante y además hay predisposición genética se puede presentar hipertensión, lesiones en vasos sanguíneos que favorecen la adhesión de la grasa que causaría un taponamiento que puede ser fatal:

“Todo lo anterior habla del panorama de la complejidad de la salud mental que no nos hace todavía comprender que todos podemos tener problemas mentales”.
 

Agrega que si entendemos que todos podemos tener enfermedades mentales podríamos resolver el estigma basado principalmente en el hecho de poder decir que el otro pudiera perder valor en su contextualidad a partir de la identificación de la enfermedad mental:

“Uno de los puntos más importantes es la genética, pensemos en nuestro árbol genealógico y seguramente vamos a encontrar muchos problemas relacionados con la salud mental que hasta la fecha es altamente estigmatizado”.
 

¿Te cuesta trabajo hacer lo que hacías antes?

El doctor Mendoza explica que si se acude a la atención médica por una sintomatología con predominio de síntomas físicos está bien; si hay predominio de síntomas psíquicos y vas con el psicólogo también está bien, aunque los psiquiatras ven más la cuestión de la patología y sus variantes, mientras que los psicólogos se centran en aquellos cambios en la normalidad, cambios en la concentración, irritabilidad, tristeza, estrés y otros que pueden cubrirse sin necesidad de fármacos:

“La mayor cantidad de situaciones del día a día se resuelven con una intervención psicológica. Es importante acudir por atención si se están identificado cambios súbitos en la vida emocional o conductuales que impide que se realicen las cosas que antes se hacían: es tiempo de pedir ayuda.”

¿Más de dos semanas con irritabilidad, llanto o angustia?

El especialista advierte que la disfunción o malestar que supere las dos semanas, llanto por dos semanas, irritabilidad por dos semanas, habla de que es momento de pedir ayuda, puede ser con un médico, un psicólogo o un psiquiatra:

“Ahora por la pandemia tenemos una herramienta que forma parte de un protocolo para evaluar. Es una herramienta en la que ya tenemos más de 100 mil visitas de pacientes con seguimiento, está en Internet en la página https://misalud.unam.mx/covid19/ que es  página de la Secretaría de Salud que abre un cuestionario para la detección de riesgos de salud mental que te puede ir guiando hasta conocer el tipo de atención que necesitarías. Te toma entre 5 a 10 minutos y brinda orientación respecto a cuáles son tus riesgos, cómo iniciar un tratamiento, entre otros puntos importantes a conocer”.

Importante hablar de salud mental

“Hay que apostarle a hablar de salud mental, a no tener miedo a la salud mental por desconocimiento”, con esa frase, Mendoza invita a conocer más de la salud mental:

“Procuremos no desconocer, el estrés cada día es mayor y no cambiará; vimos bajo situaciones de estrés que no son la pandemia. La pandemia fue la gota que derramó el vaso, pero el vaso ya estaba por derramarse. Vivimos en una ciudad sobrerepoblada, con gran situación de estés y por ello tenemos que entender que ya veíamos con afectaciones en nuestra salud mental y que no podemos negarlo. Es importante trabajar en la salud mental propia”.
 

El doctor también piensa que hay cosas que podemos hacer por nuestra salud mental, invertir en nuestra salud mental no esperando que llegue una instancia ajena a proponer cuidarnos, sino tomar la responsabilidad a través de la búsqueda de información y conocer cómo las emociones pueden afectar nuestra vida:

“Verifiquemos nuestra rutina, cuidemos nuestro cuerpo y el cerebro, órgano fundamental: evitemos el alcohol, el tabaco y al final del día tenemos que entender que toda nuestra vida es irnos adaptarnos al nuevo reto y esta cantidad de retos que nos han traído estos últimos meses son demasiados. Hay que darnos tiempo de entender que probablemente que aún a pesar de que lo hayamos hecho muy bien antes, habrá otros que podamos hacer mejor con la ayuda correcta”.
 

Además, aclara que no todo está “mal”

Mendoza recuerda que el director de la OMS mencionaba que covid es la oportunidad para que el mundo se una, que comience a tratar de remediar la desatención en la salud mental:

“Dijo que es tratar de devolver la atención porque a lo largo de los años esta desatención ha sido histórica; estamos en el proceso y búsqueda de la atención de la salud mental”.
 

Finalmente, Mendoza indica que la salud mental no está en manos de una persona y tampoco de un sistema:

“Está en manos de todos, hay que apostar a cuidarnos, a informarnos sobre qué es lo que pasa, no hay nada que nuestro cerebro deje pasar libremente; todo lo obliga a generar una respuesta y muchas veces esa respuesta es estrés, por eso es importante tener actividades para reducir el estrés como actividades físicas y de relajación”.

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