En búsqueda de facilitar el acceso a las vacunas en comunidades de bajos recursos y eliminar la cadena de frío, un equipo de investigadores liderado por Massachusetts Institute of Technology (MIT) creó una impresora portátil que produce parches miniatura para administrar vacunas mediante microagujas. Aunque este método fue implementado en vacunas contra covid-19, busca ser aplicable para otras enfermedades.
“Cuando comenzó covid-19 las preocupaciones sobre la estabilidad y el acceso de la vacuna nos motivaron a tratar de incorporar vacunas de ARN en parches de microagujas”, menciona John Daristotle, uno de los autores principales del artículo para News MIT.
El estudio fue publicado en la revista ‘Nature Biotechnology’ donde describen el proceso automatizado para imprimir vacunas de ARNm. Actualmente dicha impresora de primera generación es capaz de fabricar 100 parches en 48 horas, sin embargo, apuestan que esto puede aumentarse cambiando el tamaño, complejidad de la etapa de dispensación y el área de secado.
¿Cuáles son las limitaciones de las vacunas actuales?
La cadena de frío es un conjunto de normas y procedimientos los cuales aseguran el almacenamiento y distribución de vacunas a los servicios de salud. Esta cadena tiene como objetivo estar interconectada con equipos de refrigeración para conservar las vacunas a temperaturas recomendadas para mantener su potencia, informa la Organización Panamericana de la Salud. Este proceso incluye:
- Asesorar a países para utilizar equipos de refrigeración adecuados
- Capacitar a personal de salud en gestión de vacunas y equipos
- Realizar evaluaciones de las operaciones de cadena de frío y cadena de suministro
Sin embargo, la realidad sobrepasa los objetivos planteados cuando los países no cuentan con la infraestructura para el mantenimiento de las vacunas. De acuerdo con Noticias ONU, en septiembre de 2021 la Organización Mundial de la Salud estableció lograr la vacunación del 70% de la población global a mediados de 2022 contra covid-19.
Seis meses después 10.700 millones de dosis habían sido aplicadas alrededor del mundo, pero solo el 1% llegó a países de bajos ingresos, es decir 2800 millones de personas seguían esperando recibir su primera vacuna. Mientras esto sucedía, 15 millones de dosis de vacunas contra covid-19 fueron desechadas por fecha de caducidad rebasada, error de dilución, problemas de refrigeración, etc, según El Mundo.
Otro problema que destaca Noticias ONU es la concentración de producción de vacunas, los monopolios de propiedad intelectual y la escasa de transferencia de conocimientos que limitan la capacidad de crear y utilizar la fabricación local. En 2021 el 90% de vacunas adquiridas en África y Mediterráneo Oriental dependían de fabricantes de otros países.
¿Qué propone la impresora portátil para aplicar vacunas con parches?
Como una respuesta ante los problemas planteados, los parches de microagujas termoestables (MNP, por sus siglas en inglés) buscan ser una alternativa ante la aplicación de vacunas. Estos pueden autoaplicarse, ser menos dolorosos, no producir desechos de objetos punzocortantes y pueden permanecer estables durante meses.
El nuevo aparato imprime parches de dos centímetros de ancho que tienen agujas diminutas las cuales administran la vacuna cuando es aplicada bajo presión contra la piel, explica DW. Los parches de microagujas termoestables dispensan la tinta de vacuna llenando moldes de microagujas. Eliminan el aire a través del mismo molde y aceleran el secado.
“La composición de la tinta fue clave para estabilizar las vacunas ARNm, pero puede contener varios tipos de vacunas o medicamentos, permitiendo flexibilidad y modularidad para administrar con esta plataforma de microagujas”, comenta Jaklenec, autor principal del estudio, revela News MIT.
La tinta de la vacuna está formada por nanopartículas que contienen moléculas de la vacuna de ARNm así como un polímero similar al agua azucarada. DW destaca que a pesar de los resultados, siguen existiendo retos presentes. Por ejemplo, su proceso es caro y laborioso requiriendo máquinas de centrifugado. Hasta el momento nadie ha logrado fabricarlos de forma rentable.
(Con información de News MIT, Organización Panamericana de la Salud, Noticias ONU, El Mundo, DW)