El brote de covid-19 ha acabado con la vida de casi 300 personas en nuestro país y más de 100 mil alrededor del mundo, lo que lo ha convertido en una pandemia mundial sin precedentes.
Bajo el contexto de la contingencia de covid-19, la muerte abrupta de un ser querido puede resultar en un fuerte daño emocional, sobre todo por que las medidas de restricción de acceso a hospitales no permiten a los familiares acompañar al paciente que fallece.
Ante ello se han establecido distintas medidas de seguridad para la atención de los pacientes fallecidos por coronavirus, las cuales incluyen distintos protocolos de actuación desde el momento de la muerte hasta el destino final del cuerpo.
Estos protocolos deben llevarse a cabo con respeto y bajo los valores de la compasión humana por las personas que han perdido a un ser querido, y están estipulados en la Guía de manejo de cadáveres por covid-19 (SARS-CoV-2) en México, de la Secretaría de Salud.
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Manejo y traslado del cuerpo
Si un paciente confirmado con covid-19 pierde la vida en un hospital o unidad de salud, será necesario que el personal que maneje el cuerpo cumpla con las medidas de bioseguridad establecidas en dicha guía.
Estas medidas incluyen el lavado de manos con agua y jabón, evitar ojos, nariz y boca, y portar el equipo de protección personal necesario. Este equipo incluye el uso de guantes estériles, mascarilla quirúrgica, bata impermeable con manga larga y protección ocular.
El uso de equipo de protección también es necesario para el traslado del cadáver y los cuidados mortuorios, además, en caso de necesitar necropsia, ésta debe hacerse por personal capacitado con el uso de mascarilla N-95.
Antes de trasladar el cuerpo de la persona fallecida, puede permitirse el acceso de los familiares y amigos más cercanos de la víctima, quienes no podrán tener contacto físico con el fallecido o cualquier superficie, además de que deberán seguir la recomendaciones de bioseguridad.
El cuerpo de la persona fallecida deberá ser trasladado a la morgue en una bolsa biodegradable impermeable que resista a la presión de los gases en su interior. Una vez que el cuerpo esté dentro de la bolsa, se desinfectará el exterior de ésta con una solución de hipoclorito.
El área donde ocurrió el deceso deberá ser limpiado y desinfectado, así como todos los objetos que tuvieron contacto con el finado, siguiendo los lineamientos de prevención y control de infecciones.
En caso de que el fallecimiento ocurra en casa...
Si una persona con infección respiratoria compatible con covid-19 fallece en casa, es necesario que se tomen las medidas precautorias correspondiente, se haya o no diagnosticado dicha enfermedad.
Para ello los familiares deberán dar aviso a las autoridades forenses de la situación, quienes enviarán personal capacitado para el registro de las circunstancias y posibles causas de muerte, además tomarán una muestra para el Laboratorio de Vigilancia Epidemiológica correspondiente.
En este caso el aislamiento del cadáver se realizará en el mismo lugar del deceso, de acuerdo con los protocolos de bioseguridad correspondientes.
Destino final del cuerpo
Una vez que el cuerpo de la persona fallecida es entregado a los servicios funerarios, estos deberán tener conocimiento de las condiciones de la muerte y deberán llevar a cabo las recomendaciones de la Jornada de Sana Distancia.
En la atención funeraria las actuaciones de limpieza, intervenciones de tanatoestética o tanatopraxias, así como el embalsamiento, deberá realizar por personal capacitado que utilice equipo de protección adecuado.
La Secretaría de Salud recomienda la cremación del cuerpo, de no ser posible se practicará la inhumación en sepultura o bóveda. Si el destino final es el entierro, este se dará en las condiciones habituales.
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¿Puede haber velorio?
Los deudos podrán recibir el pésame de familiares y conocidos en su hogar sólo en caso de que ninguna persona muestre síntomas semejantes a los de una enfermedad respiratoria, éste deberá hacerse en áreas ventiladas siguiendo las recomendaciones de sana distancia.
No se recomiendan los rituales fúnebres que conlleven la reunión de más de 20 personas, y en caso de realizarse deberá ser con el féretro cerrado en un tiempo menor de cuatro horas.
“No hay evidencia hasta la fecha, de que exista riesgo de infección a partir de cadáveres de personas fallecidas por COVID-19, sin embargo, puede considerarse que estos cadáveres podrían suponer un riesgo de infección para las personas que entren en contacto directo con ellos”