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“Tenía bolitas en el cuerpo, 3 años después me diagnosticaron linfoma”

El linfoma es un tipo de cáncer sanguíneo que acaba con la vida de más de 3 mil 200 personas cada año en nuestro país

Escrito en ESPECIALIDADES el

Hace 10 años Sandra Chávez notó la presencia de “bolitas” indoloras en su cuerpo, además de una abrupta pérdida de peso, cansancio constante y falta de sueño. Fue una serie de síntomas que la llevaron a recibir un diagnóstico certero hasta tres años después: Sandra padecía linfoma.

El linfoma es un tipo de cáncer que se disemina a través del torrente sanguíneo, pues es una enfermedad oncológica que se origina en los linfocitos de la sangre, células también conocidas como glóbulos blancos, y que son parte del sistema inmunológico del cuerpo.

Este tipo de cáncer presenta alrededor de 7 mil 500 casos nuevos cada año en México, además de ser considerado una de las 10 principales causas de muerte por cáncer en nuestro país, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.

Este 15 de septiembre se celebra el “Día Mundial del Linfoma”, una iniciativa de la Lymphoma Coalition con la que se busca concientizar a la población sobre el impacto del linfoma en la sociedad, y la necesidad de un diagnóstico oportuno y certero de este tipo de cáncer.

(Pie de foto: Sandra Chávez en tratamiento con quimioterapia)

Las bolitas en el cuerpo son el primer síntoma del linfoma

El primer síntoma de linfoma que Sandra sintió en su cuerpo fue la aparición de pequeñas bolitas. Éstas, además de la pérdida abrupta de peso - bajó 29 kilos en dos meses-, fueron las señales que le dio su cuerpo de que algo no estaba bien, relata en entrevista para SuMédico

El linfoma es un tipo de cáncer en la sangre cuyo síntoma inicial generalmente es la aparición de “bolitas” o nódulos en el cuerpo, especialmente en el cuello, ingle y axilas, de acuerdo con Gladys Ágreda Vázquez, especialista en Hematología y Oncología en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

Dichos nódulos se ubican en los ganglios linfáticos, producto de la acumulación celular provocada por un defecto en los glóbulos blancos, que crecen indiscriminadamente sin una función inmunológica. Las bolitas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, y se caracterizan por ser una protuberancia indolora que crece hasta formar racimos o tumores más grandes. 

Además de la aparición de nódulos en su cuerpo, Sandra experimentó una sensación de cansancio crónico, pérdida del apetito, falta de sueño y estreñimiento, malestares que la llevaron a consultar a un médico.

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Sandra tardó tres años en recibir un diagnóstico certero.

En 2010 Sandra decidió acudir a una unidad de salud en busca de una opinión experta que le dijera la causa de su malestar. Sin embargo, las primeras consultas resultaron en la prescripción de medicamentos que apaciguaron los síntomas sin encontrar qué los provocaba.

“Por tres años, estuve yendo de médico a médico sin que ninguno me diera un diagnóstico certero”.

Fue hasta que tres años después de que sus síntomas iniciaron que Sandra, a través de una biopsia, recibió el diagnóstico correcto. Padecía linfoma no Hodgkin, el tipo de linfoma más común en nuestro país.

Su diagnóstico fue una coincidencia, pues ella acudió a una mamografía para descartar cáncer de mama. “Me dieron las buenas noticias de que no era cáncer de seno, pero las malas de que era otro cáncer”. Tras años de buscar un diagnóstico, Sandra logró ser atendida de forma eficiente en el Instituto Nacional de Cancerología en 2013.

(Pie de foto: Parte del tratamiento contra el linfoma de Sandra)

¿Cuáles son las causas del linfoma?

De acuerdo con Ágreda Vásquez en entrevista para SuMédico, hasta ahora no se ha encontrado una causa específica para este tipo de cáncer; sin embargo, existen factores de riesgo que pueden hacer que una persona sea más susceptible a este tipo de enfermedad oncológica. Estos son:

-Exposición constante a la radiación.

-Exposición a ciertos virus o bacterias, como el virus de Epstein-Barr y la bacteria Helicobacter pylori.

-Contacto con productos químicos como insecticidas y pesticidas.

-Ingesta de ciertos medicamentos, como los utilizados para tratar la artritis reumatoide.

-Haber padecido otro tipo de cáncer.

Dichos factores pueden aumentar la probabilidad de que una persona padezca cualquier tipo de linfoma, aunque su presencia no significa necesariamente que el individuo desarrollará este tipo de cáncer. 

Sandra recibió un diagnóstico de linfoma No Hodgkin

“Al recibir el diagnóstico de cáncer se te cae el mundo. Comencé a pensar en mi familia, en mi hija y quién cuidaría de ella si me pasaba algo”, relata Sandra. Ella recibió el diagnóstico de linfoma no Hodgkin, el tipo de linfoma más común en nuestro país, responsable del 85% de los casos de linfoma.

De acuerdo con la especialista en hematología, existen dos principales tipos de linfoma, el linfoma de Hodgkin y el linfoma no Hodgkin. El primero afecta a alrededor del 15% de las personas con linfoma, y se trata de un tipo de cáncer con una probabilidad de curación de hasta el 85%.

(Pie de foto: quimioterapia aplicada a Sandra)

El segundo es el más frecuente en nuestro país, y causa alrededor de 5 mil 200 casos nuevos cada año, así como 2 mil 800 muertes, ya que su tasa de recuperación y supervisión es menor, con una probabilidad de curación de entre el 50% y el 80%.

Ágreda Vásquez menciona que el linfoma no Hodgkin engloba 60 subtipos de linfoma, de los cuales los más comunes son el linfoma difuso de células B y el linfoma folicular. 

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¿Cuáles son los tratamientos para el linfoma?

Sandra comenzó su tratamiento contra el cáncer en 2013, donde recibió tres ciclos de quimioterapia de ocho aplicaciones, una terapia que duró cerca de tres años y con la que su cuerpo ha podido recuperarse hasta la actualidad. 

Desde el primer ciclo de quimioterapia su cuerpo reaccionó de forma favorable, pues tras el primer año de tratamiento ya no había rastro del linfoma en su cuerpo. Sin embargo, Sandra junto con sus médicos decidieron aplicar los otros dos ciclos para reafirmar la eliminación del cáncer.

La hematóloga Ágreda indica que la elección de tratamiento contra el linfoma depende de las características físicas y de salud de cada paciente, y del subtipo de linfoma que éste presente.

Los tratamientos pueden ir desde la cirugía, para los linfomas cutáneos localizados; la aplicación de radioterapia en algunos casos de linfoma en etapa temprana; la quimioterapia en la mayoría de los pacientes con linfoma;  y la inmunoterapia, un tipo de medicamento localizado.

Durante cuatro años, después de haber terminado su tratamiento con quimioterapia, Sandra ha continuado con consultas de mantenimiento cada seis meses, en las que los doctores le realizan distintos análisis para comprobar que el cáncer no ha vuelto.

Pese a ello, ella se encuentra actualmente lidiando con los efectos secundarios del tratamiento, pues este tipo de terapia farmacológica es sumamente agresiva con el organismo y le ha causado fuertes dolores de espalda, cadera y contracturas constantes, las cuales trata en una clínica del dolor. 

(Pie de foto: Sandra y su hija tras el tratamiento contra el linfoma)

La importancia de la asistencia emocional en el cáncer

Tanto Sandra Chávez como Gladys Ágreda coinciden que el tratamiento contra el linfoma y contra cualquier tipo de cáncer debe hacerse de forma interdisciplinaria, en la que se atiendan tanto los aspectos físicos como emocionales de la enfermedad. 

Ágreda recalca la importancia del apoyo psicológico como parte del tratamiento, ya que las enfermedades oncológicas suelen relacionarse con desenlaces fatales que afectan considerablemente la“Por tres años, estuve yendo de médico a médico sin que ninguno me diera un diagnóstico certero”.

Asimismo, Sandra menciona que en gran parte debe su recuperación a la Asociación Mexicana de Lucha contra el Cáncer, donde ella encontró un grupo de amigos que la ayudaron a lidiar con el tratamiento y a luchar contra le enfermedad. “Gracias a ellos crecí junto al cáncer, y ya no le tengo miedo”.