Se dice que los olores están más estrechamente relacionados con el afecto que otras experiencias sensoriales. Pueden servir como señales contextuales potentes para la formación de la memoria y el acondicionamiento emocional y también como señales para los recuerdos olfativos. Ahora, una investigación llevada a cabo por el Centro de Neurociencia de Sistemas de la Universidad de Boston se encargó de demostrar el poder del olfato para que las personas se acuerden de sus recuerdos y se les pueda ayudar al tratamiento de los traumas.
La American Psychological Association (APA) señala que el trauma es una respuesta emocional a un evento terrible como un accidente, una violación o un desastre natural y que inmediatamente después del suceso, el shock y la negación son típicos. Además, las reacciones a largo plazo incluyen emociones impredecibles, recuerdos retrospectivos, relaciones tensas e incluso síntomas físicos como dolores de cabeza o náuseas.
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El estudio sobre los olores y su ayuda para tratar los traumas:
Existen estudios que muestran una disminución en el sentido del olfato de soldados que han sufrido lesiones en los campos de batalla y otros que señalan un aumento de la sensibilidad olfativa en pacientes eutímicos (estado de ánimo dentro de la gama «normal», que implica la ausencia de ánimo deprimido o elevado) con trastorno bipolar.
Y es que el estudio mencionado al principio dice que el olor es una señal particularmente evocadora para el recuerdo intenso de la memoria remota y que, a pesar de que estos recuerdos son remotos, son altamente contextuales.
Dicha investigación aborda el tema de la teoría de la consolidación de sistemas (SC), que propone que los recuerdos recientes y ricos en contexto se almacenan en el hipocampo (HPC).
“En casos como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el recuerdo intenso de la memoria remota puede ocurrir años después del trauma, lo que aparentemente contradice la SC. Presumimos que el olor puede cambiar la organización de recuerdos sobresalientes o temerosos, de modo que cuando se combina con un olor en el momento de la codificación, se retrasan en el proceso de descontextualización que ocurre a lo largo del tiempo, y la recuperación aún puede depender del HPC, donde los recuerdos están imbuidos de información rica en contexto, incluso en puntos de tiempo remotos”, explican los autores.
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La conclusión fue que el olor puede "revitalizar" los recuerdos con detalles, a través del hipocampo.
"[Este hallazgo sugiere] que podemos sesgar el hipocampo para que vuelva a estar en línea en un momento en el que ya no esperaríamos que esté en línea porque la memoria es demasiado antigua", detalló el profesor asistente de psicología y ciencias del cerebro y autor principal del estudio, Steve Ramirez.
Aquí puedes encontrar la investigación original.