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Proteína del frijol puede detectar cáncer

Investigación del Cinvestav podría sentar las bases para el desarrollo de medicamentos anticancerígenos

Escrito en ESPECIALIDADES el

Buscar alternativas para combatir el cáncer, una de las enfermedades que más muertes provoca en el mundo, es el propósito de científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Unidad Irapuato, quienes han emprendido el estudio de algunas proteínas del frijol “Tépari”, las cuales han demostrado en pruebas de laboratorio ser una alternativa para combatir el padecimiento y sobre todo lograr su detección temprana.

 Este estudio puede sentar las bases para desarrollar  nuevos medicamentos contra la enfermedad y alternativas que permitan generar alimentos que contengan propiedades curativas, explicó Alejandro Blanco Labra, del Departamento de Biotecnología y Bioquímica del Cinvestav Irapuato.

 La investigación sobre el frijol Tépari (Phaseolus acutifolius), uno de los más  extraordinarios debido a su resistencia a diferentes condiciones, tales como enfermedades, sequía y el ataque de insectos,  comenzó hace siete años mientras se buscaba la posibilidad de que una fracción proteica fuera capaz de inducir un efecto negativo sobre un cultivo de células cancerigenas “in vitro”, señaló Blanco Labra.

 En colaboración con el grupo de Teresa García Gasca, investigadora de la Universidad Autónoma de Querétaro, Blanco Labra encontró que la muestra se componía de dos proteínas principales: un inhibidor de proteasas (tema original del estudio) y una lectina.

 Ambas proteínas produjeron alteraciones sobre las células, pero de diferente manera. La primera mostraba un efecto sobre la propagación, mientras que la segunda afectaba el desarrollo de las células malignas.

El frijol tépari contiene proteínas (lectinas) conjugadas con azúcares, las cuales interaccionan con otros azúcares ubicados en la superficie celular; éstas son capaces de detectar los cambios específicos en el contenido de azúcares que presentan las células cancerígenas.

Por otra parte, cuando las células están en el tejido normal, se encuentran unidas a la matriz extracelular, la cual es una importante red que, entre otras funciones, es capaz de retenerlas en un lugar fijo. Sin embargo, en el momento en que se establecen en el proceso cancerígeno, las enzimas generadas por la célula maligna son capaces de  romper dichas estructuras,  dando lugar a la propagación del agente canceroso (metástasis).

 Uno de los mecanismos que puede evitar que este fenómeno suceda es el que realizan los inhibidores de proteasas, los cuales evitan que éstas actúen, retardando así el proceso de la metástasis a un órgano distinto.

 Blanco Labra destacó que este descubrimiento permitiría en un futuro la  detección temprana de células cancerígenas, lo que ayudaría a combatir a tiempo la enfermedad, en beneficio del paciente.

A pesar de que el estudio se encuentra en su fase experimental con animales de laboratorio para verificar sus efectos, se tiene estimado que en un periodo de tres a cinco años se podrá aplicar en humanos.

“Resta aún por investigar su efecto tóxico a diferentes dosis, si se pretende utilizarlo como base para el desarrollo de nuevos medicamentos. Para poder determinar la toxicidad se requiere de una considerable cantidad de lectina pura, la cual no es muy fácil de obtener. Actualmente estamos estudiando las características estructurales de una de las lectinas, con objeto de poder entender las bases moleculares de cómo actúa en estos procesos”, concluyó el investigador.