Especialistas señalan que ciertas rutinas empleadas en los niños pueden reducir el riesgo de padecer obesidad durante la infancia. Y también se sabe que los niños de familias de menos ingresos son más propensos a tener sobrepeso y obesidad que los niños de familias con mayores recursos.
Especialistas del Hospital General Infantil de Massachusetts (EE.UU.) seleccionaron a 120 familias con niños de entre dos y cinco años, la mayoría de raza negra o latinos, y al azar las metieron en un programa en el cual iban a tener asesorías en cuanto hábitos de vida saludables. La mitad de las familias asignadas a un grupo recibieron cuatro visitas a su domicilio y cuatro llamadas telefónicas de un equipo de educadores de la salud, material educativo y mensajes de texto semanales con una serie de medidas o consejos para llevar una vida sana, sin mencionar en ningún caso de forma específica la obesidad o la necesidad de perder peso.
Por otro lado, las familias restantes recibieron materiales educativos, como libros para colorear, pero no se especificaba ningún tipo de rutina en el hogar. Después de seis meses, los investigadores vieron que los niños del primer grupo dormían casi una hora más que los niños del segundo grupo, al tiempo que también habían reducido su tiempo frente al televisor en torno a una hora diaria.
Aunque no se detectaron cambios en el número de comidas, si vieron que en este grupo había más familias que compartían este momento en lugar de comer por separado. Los investigadores encontraron que los niños del grupo dos tuvieron un pequeño aumento en el índice de masa corporal (IMC), mientras que los del primer grupo presentaban una ligera disminución, con una diferencia de alrededor de medio kilo.
Independientemente de que este estudio sea muy pequeño y con pocos recursos las diferencias que fueron encontradas se tiene previsto que a largo plazo pueden ser exitosos y factibles en la población. (Con información de abc.es)
