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Los impuestos al tabaco, la mejor herramienta para bajar el consumo: OMS

En México hay 14.9 millones de fumadores: 3.8 millones son mujeres y 11.1 millones hombres.

Escrito en VIDA SANA el
El tabaco es uno de los agentes que mejor se han identificado como causantes de enfermedades crónicas no transmisibles como el cáncer, pero también otras 60 enfermedades más. Es decir, si no se consumiera tabaco se podrían evitar muchos problemas de salud para el ser  humano, pues contiene 7,000 sustancias tóxicas y 68 de ellas son cancerígenas, según han señalado autoridades mexicanas en la materia. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el  tabaquismo es la primer causa de muerte prevenible en el mundo.

Diversas instancias internacionales en materia de salud han señalado que los impuestos al tabaco han comprobado ser la mejor herramienta para disminuir su consumo.

Si tomamos en cuenta que el uso de tabaco es la causa principal de tantos males  que se podrían evitar, resultan alarmantes las cifras que revela la más reciente Encuesta Nacional de Consumo de Tabaco, la cual  reportó que en nuestro país mueren 43 mil personas por causas relacionadas con el tabaco al año.

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Casi 15 millones de fumadores mexicanos


En México hay 14.9 millones de fumadores actuales (3.8 millones de mujeres y 11.1 millones de hombres). De ellos, 5.4 millones fuman diariamente y 9.4 millones fuman de forma ocasional. Los fumadores actuales son los que fumaron un cigarro o más en el último año.

La prevalencia global del tabaquismo en México es de 17.6% de la población. Entre las mujeres la prevalencia de consumo es de 8.7%,  y en los hombres es de 27.1%.

Ahora nos estamos topando con una situación preocupante entre la población más joven. Casi el 5% de nuestros adolescentes es fumador; entre las mujeres el porcentaje es de 3% y en los hombres es de 6.7%. Aunque el porcentaje de fumadores diarios es bajo (0.5%) entre ellos el promedio de cigarros fumados es de casi 6. Y nuestros jóvenes están comenzando a fumar a los 14 años.

La epidemia de tabaquismo está focalizada en grupos de mayor vulnerabilidad: en 2002 se reportó que 9% de adolescentes hombres eran fumadores actuales, y para el año 2011 ese porcentaje se incrementó a 12.3%, lo cual representó un aumento de 27% por ciento.

El caso de las adolescentes mujeres fue peor, pues el aumento fue más del 100% al pasar de 3.8% en 2002 a 8.3% en 2011. 


Convenio firmado por México obliga a aplicar impuestos 


En 2005 entró en vigor el Convenio Marco para el Control del Tabaco a nivel mundial, que fue el primer tratado negociado bajo los auspicios de la Organización Mundial de la Salud, y se deriva de lo que ya se ubicaba entonces como una epidemia global de tabaquismo.

El artículo 6 del convenio marco habla de la necesidad de imponer impuestos. El Banco Mundial ha señalado que los gravámenes deben ser entre el 70 y 80 por ciento del precio al público.

Hay dos tipos de impuestos: los que se denominan “ad valorem”, como el Impuesto sobre la Renta (ISR), el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuestos Especial sobre Productos y Servicios (IEPS); y los que constituyen una tasa fija, en el caso del cigarro, una cantidad por cada cigarrillo.

En México, a los productos relacionados con el tabaco se les aplica el IVA del 16% como a todos los productos, aunque el doctor Rafael Camacho Solís, muchas veces servidor público y fundador de la Alianza contra el Tabaco (ACTA), sugiere que debería ser más alto por tratarse de un producto dañino para la salud.

Los impuestos en México, por debajo de lo recomendado por BM


De acuerdo con el doctor Camacho Solís, el tabaco también paga 160% de IEPS y una tasa fija de 35 centavos por cada cigarro, es decir, siete pesos por cajetilla. Todo ello hace un acumulado que constituye 67% del precio final de la cajetilla, lo cual se encuentra por debajo de lo sugerido por el Banco Mundial.

Aunque no lo atribuye directamente al factor de los impuestos, la Comisión Federal para la Protección contra los Riesgos Sanitarios (Cofepris), asegura que se ha reducido la venta de cigarrillos en nuestro país en un 35% en el periodo 2005-2013.



El doctor Camacho Solís ha señalado que la última vez que se revisaron los impuestos al tabaco en México fue en 2011, por lo que el efecto ya se anuló. Recomienda que se revisen cada año.

De acuerdo con el Reporte de la Epidemia Global de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud 2015, que se refirió específicamente al tema de la aplicación de impuestos al tabaco  (http://www.who.int/tobacco/global_report/2015/en/), en Estados Unidos, los precios de los cigarros subieron cerca de 350% entre 1990 y 2014, en buena medida debido al incremento de 500% por ciento en promedio a los impuestos estatales al cigarro y a un incremento de 600% en el impuesto nacional al cigarro.

Durante este tiempo, el número de cigarros fumados per cápita cayó a más de la mitad, y el porcentaje de adultos que fuman también se redujo en cerca de una tercera parte.

Los impuestos y los incrementos de precios en Brasil explican casi la mitad del 46% de la reducción en la prevalencia de adultos que fumaban entre 1989 y 2010.

En China, las investigaciones sugieren que elevar los impuestos al cigarro de manera que constituyan el 75% de los precios por cajetilla – superiores al 40% que prevalecía en 2010- habrían evitado cerca de 3.5 millones de muertes que podría haber provocado el cigarro.

En Francia, incrementos grandes de precios fueron causa de decrementos en la prevalencia del consumo y las muertes por cáncer de pulmón.



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En Turquía, los impuestos se han incrementado de manera sostenida en la última década al subir de 58% a 65% del precio al menudeo, los precios del cigarro aumentaron casi al triple y los ingresos fiscales se duplicaron entre 2005 y 2011. Estos aumentos en los impuestos y otros esfuerzos para el control del tabaco  han sido exitosos; entre 2008 y 2012, las ventas de tabaco bajaron en 12% en Turquía y la prevalencia de consumo cayó de 31.2% a 27.1%.

En Sudáfrica, el total de los impuestos a los cigarros creció de 32% a 52% entre 1993 y 2009, contribuyendo tanto a reducciones importantes en el uso y a incrementar nueve veces la recaudación de impuestos por este producto.

En la medida que la salud mejora con el paso del tiempo como resultado de mayores impuestos al tabaco y mayores precios, el uso general del tabaco también se reduce. Los sistemas de salud de los países se benefician al destinar menos dinero y capacidades de cuidado hospitalario para tratar enfermedades que son perfectamente previsibles y que están relacionadas con el tabaco.

La actividad económica se incrementa cuando los ex fumadores viven más y llevan vidas más productivas. (…)Los incrementos al tabaco generan nuevos ingresos. Y el impacto es visto de país a país.

Ya desde principios de siglo, Costa Rica, Dinamarca y Portugal aplican impuestos superiores al 80%, según información recabada por Banco Mundial y la OMS.