El Síndrome de Intestino Irritable es el trastorno funcional digestivo más frecuente por lo que es el principal motivo de consulta con el gastroenterólogo y uno de los 10 motivos principales de visita al médico general, ya que afecta entre cuatro y 20 por ciento de la población mundial y en nuestro país a 16 de cada cien ciudadanos.
La manifestación del síndrome incluye dolor o malestar en el vientre y cambios en el hábito intestinal como estreñimiento, diarrea o la combinación de ambos.
Algunas de las hipótesis sugieren que la presencia del síndrome se debe a alteraciones psicologías como la ansiedad, depresión y estrés, así como a movimientos del intestino, sensibilidad visceral (modo en que se percibe dolor en el intestino) y a la alteración de comunicación entre el cerebro y el intestino.
Esta situación, se convierte en un problema para brindar tratamiento general ya que cada paciente, tiene afecciones específicas por lo que se debe dar tratamiento con base en el síntoma predominante.
Para saber cómo influyen las relaciones personales, el catastrofismo y los pensamientos negativos sobre el dolor que padecen los pacientes del síndrome, se realizó un estudio transcultural en la División de Gastroenterología del Mount Sinai School of Medicine, en Nueva York.
En dicho estudio participaron hombres y mujeres con síndrome de intestino irritable procedentes de México D.F. Nueva York, Los Ángeles, Roma, Rumania, China, Irán e India.
Los resultados mostraron que la influencia de los tres aspectos estudiados, afectan negativamente en la gravedad del padecimiento.
“Descubrimos que tanto el estilo de apego como el catastrofismo y los pensamientos negativos sobre el dolor varían de una región geográfica a otra, lo cual quiere decir que hay factores culturales o de la vida de cada lugar que pueden hacer que una persona tenga un determinado estilo de apego y que, además, esto influya de una manera diferente en la forma en que manifiesta su síndrome de intestino irritable.” Declararon los investigadores.
A diferencia de otros países, los mexicanos presentaron niveles bajos en la calificación del catastrofismo y en la de los pensamientos negativos sobre el dolor, lo cual es bueno porque indica una mejor respuesta al tratamiento del síndrome de intestino irritable.
Cabe mencionar que el estudio fue realizado a personas que poseen un alto nivel socioeconómico y educativo, por lo que los resultados pueden variar en pacientes de otros sectores. (Con información de El Universal)