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Hablemos sobre la dispraxia

Poco conocido y difícil de diagnosticar, puede afectar la motricidad, el lenguaje y, por ende, el proceso de aprendizaje de niños y niñas

Escrito en VIDA SANA el

Cuando Pablo tenía dos años y medio, su maestra de maternal les comentó a sus padres que le llamaba la atención que no hablara aún. “Solamente decía ‘oh-oh’, pero se expresaba de manera corporal y así se daba a entender. ¿Podía tener dispraxia?

“Se trataba de un niño tranquilo que por lo general podía seguir instrucciones sencillas”, recuerda Verónica Mondragón, su mamá. Decidieron consultar al pediatra para ver qué sucedía y el especialista les sugirió esperar a que Pablo cumpliera tres años, ya que había sido frecuente que el menor alcanzara los hitos de cada etapa 24 horas después de la fecha límite para conseguirlos, por lo que no sería una sorpresa que al cumplir los tres años “se soltara como merolico”, dice Verónica.

El pediatra hizo especial énfasis en descartar que se tratara de un tema emocional y recomendó que Pablo tomara terapia de lenguaje, en lo que coincidió la directora del preescolar, informa YoTambién.

¿Qué es la dispraxia?

Se trata de un trastorno del neurodesarrollo poco conocido y difícil de diagnosticar que suele confundirse con déficit de atención y que puede afectar la motricidad, el lenguaje y, por ende, el proceso de aprendizaje de los niños y niñas que lo padecen.

“El cerebro procesa la información y envía estímulos para realizar acciones, pero parte de ellos pueden perderse o no enviarse”, explica un artículo publicado por el Instituto de Educación para la Paz y el Desarrollo Sostenible Mahatma Gandhi de la UNESCO.

YoTambién señala que en 2008, Daniel Radcliffe, el actor que interpretó a Harry Potter, compartió por primera vez de manera pública que tiene dispraxia y que si bien la confesión del hechicero favorito de niños y grandes fue un parteaguas para visibilizar la dispraxia, sigue existiendo dificultad para diagnosticarlo.

“Durante los primeros 6 años de vida se da el mayor número de conexiones neuronales, las cuales sientan la base para el aprendizaje posterior. En los casos de dispraxia, estas conexiones son insuficientes. No se da la coordinación entre los dos hemisferios cerebrales”, explica para YoTambién la neuróloga pediatra, Erika Rivera Muñoz, quien detalló que la dispraxia puede tener un origen neurosensorial, motor o mixto:

- Neurosensorial: Intolerancia a la textura de ciertos alimentos (yogurt), al roce de ciertos textiles u objetos con la piel (etiquetas), a sonidos fuertes o agudos (licuadora o silbato).

- Motor: Dificultad en la coordinación de actividades de motricidad gruesa (patear o lanzar una pelota) o fina (amarrarse las agujetas, agarrar cosas con pinzas). Tropezar con facilidad o tirar objetos a su alrededor.

- Mixto: Las afectaciones al lenguaje y la lecto-escritura resultan de la mezcla de ambos orígenes

En el caso de Pablo, se buscó descartar que se tratara de un tema emocional y tomó terapia de lenguaje durante los siguientes seis meses hasta que llegó la fecha prevista. Pablo cumplió tres años y no se soltó hablando como esperaban. “Decía muy pocas palabras completas, pero sin intención o continuidad”, recuerda Verónica. Entonces el pediatra recomendó pedir la opinión de un neurólogo.

Siguieron meses de consultas médicas con distintos especialistas, distintos tipos de terapia (lenguaje, ocupacional y física), decenas de estudios e incluso diagnósticos errados, entre ellos, sordera. No parecía ser un tema físico ni emocional, por lo que la neuróloga recomendó realizar un mapeo cerebral para medir la cantidad de energía que generaba su cerebro.

Los resultados mostraron que la actividad cerebral de Pablo era muy intensa. Les explicaron que había tanta actividad cerebral que, aunque su cerebro le diera la instrucción de decir ‘hola’, esa instrucción se perdía.

“Puede ser muy desesperante para los niños con dispraxia porque sí perciben la instrucción, pero al momento de procesarla ya no la comprenden o ejecutan como ellos desean”, menciona la doctora Rivera

De hecho, es común que las personas con dispraxia logren entender otros idiomas, pero que se les dificulte hablarlos.

A los 3 años con 8 meses Pablo fue correctamente diagnosticado con dispraxia verbal, también conocida como orofacial.

¿Cuál fue su tratamiento? Mucha estructura, karate, natación para trabajar en su coordinación, enfocar su fuerza y liberar energía y terapia de lenguaje y ocupacional.

Tres años y medio después, Pablo cursa preprimaria en un colegio y grupo regular. Está aprendiendo a leer y a escribir, y es “un as en el patín del diablo”, cuenta su mamá, quien comparte su historia con el ánimo de visibilizar y hacer comunidad en torno a un padecimiento común que pocos médicos logran diagnosticar. Su hijo ya empezó a hacer lo suyo: hace dos años, en la ceremonia escolar para conmemorar el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, compartió con sus compañeros lo que, desde sus zapatos, significa la dispraxia.

Foto: yotambien.mx

¿Cuáles son las banderas de aviso de la dispraxia?

La neurólogo pediatra, Erika Rivera, recomienda estar atenta al desarrollo de algunas habilidades que, en caso de no alcanzarse oportunamente, podrían ser señal de dispraxia u otro trastorno del neurodesarrollo.

Antes de los siguientes límites de edad, explica Rivera para YoTambién, el niño o niña debe:

9 meses: Balbucear

12 meses: Decir palabras sencillas como no, agua, leche, aquí y señalar y ponerse de pie con ayuda

18 meses: Caminar y conocer alrededor de 10 palabras

24 meses: Seguir instrucciones simples y conocer alrededor de 50 palabras

3 años: Conocer alrededor de 150 palabras y diferenciar los colores primarios

4 años: Conocer alrededor de 250 palabras y diferenciar números (1 al 10)

5 años: Conocer las vocales

Estas banderas de aviso de cada etapa del neurodesarrollo se encuentran detalladas en el libro DSM-5 publicado por la American Psychiatric Association.

Observa a tu hijo o hija para poder consultar a su pediatra en caso de notar retraso en una o más de estas habilidades.

(Con información de YoTambién)