Main logo

Etiquetado de alimentos, simulación de advertencia

La SSA alista etiquetado que podría ser similar al que se usa en Chile, que es de fácil comprensión para los consumidores

Escrito en VIDA SANA el

¿Has comprado un alimento procesado y cuando ves la envoltura no entiendes el etiquetado frontal? No te preocupes, no eres la única persona a la que le sucede y esa es una de las razones por las que el nuevo gobierno planea cambiar la información nutrimental que se usa actualmente por un etiquetado de advertencia, que facilite a los consumidores tomar una mejor decisión.





En México se ha cuestionado la efectividad del actual etiquetado frontal de los productos, al señalar que no es claro para los ciudadanos y por lo tanto no contribuye a que disminuyan los índices de obesidad y sobrepeso en el país.





Te recomendamos: ¿Es saludable lo que comes? Este escáner te lo dice





SECRETARÍA DE SALUD TRABAJA EN NUEVO ETIQUETADO FRONTAL





Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud dio a conocer que la Secretaría de Salud reactivó el trabajo técnico en el que se está revisando la formulación de la política de etiquetado frontal en México, pero adelantó que el que se implementará será de advertencia, no sólo informativo.





"En la administración inmediata anterior, la Secretaría de Salud prefirió utilizar un etiquetado que no es competente para alertar al consumidor sobre cuáles son los alimentos no saludables", señaló.





En entrevista con Su Médico, López-Gatell Ramírez destacó que la experiencia internacional, que está documentada, ha mostrado que los etiquetados de advertencia son de mayor utilidad para los consumidores, en comparación con los informativos, como el sistema de Guías Diarias de Alimentación (GDA) que se utiliza actualmente en el país.





“Fundamentalmente lo que necesitamos es formular una política integral de etiquetado frontal para alimentos, el elemento crucial es que el etiquetado sea de advertencia, de modo que permita al ciudadano con muy diversos grados de formación -ya sea académica o de prácticas culturales-  tener un elementos de acceso rápido a la información que le permita tomar una decisión orientada a la salud”, enfatizó.





A nivel internacional destaca el etiquetado de advertencia que se creó en Chile y que después se ha implementado en otros países, el cual indica al comprador si el producto que va a consumir tiene alto contenido de azúcar, grasas saturadas, sodio y calorías. Éste se considera como una buena opción, ya que es de fácil comprensión. 







“La experiencia chilena ha sido muy interesante, porque Chile ha sido uno de los países en la región de América, pioneros en la formulación de un etiquetado que goza de gran consenso, es un etiquetado con naturaleza de advertencia, es simple de entender y que orienta mucho a los consumidores.



“Esa experiencia se ha replicado en otros países, se está empezando a replicar en Perú, se ha replicado en Ecuador, incluso en países europeos y lo vemos como una referencia internacional útil. Definitivamente nosotros consideramos que ese es el tipo de etiquetado”, afirmó López-Gattel Ramírez.



El subsecretario de Salud recordó que en el Congreso se han presentado diversas iniciativas sobre el tema y señaló que en este caso eso es importante que exista un diálogo entre los diversos actores, para llegar a un punto de acuerdo, con bases científicas y técnicas, sobre las mejores alternativas de etiquetado.



Carmen Medel Palma, integrante de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados presentó una iniciativa para reformar el etiquetado, con el apoyo de organizaciones como El Poder del Consumidor, Coalición ContraPESO y Alianza por la Salud Alimentaria.







Su propuesta va por la misma línea de los que busca la Secretaría de Salud, ya que plantean retomar regulaciones que han sido exitosas como la de Chile, con los sellos de advertencia.



La diputada destacó que “el problema de la obesidad en México no puede esperar más. Las familias más pobres son también las que enfrentan mayor dificultad para prevenir y obtener información clara sobre lo que le dan de comer a sus hijos”.



Mientras que Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, recordó que “la única herramienta con la que contamos los consumidores para acceder a la información de los alimentos y bebidas es el etiquetado. Éste debe ser fácil de entender y de rápida lectura, expresando información sobre los macronutrimentos cuyo alto consumo son la principal causa de las emergencias epidemiológicas que vivimos”.   



Una de las primeras propuestas que se presentó este año es la de Javier Hidalgo Ponce, también integrante de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. Su proyecto es sobre el combate a la obesidad y al sobrepeso, y plantea que se hagan reformas a la Ley General de Salud para impulsar diversas acciones como tener un diagnóstico de estos padecimientos y promover la actividad física.







El punto principal de la iniciativa es la propuesta de cambiar el etiquetado frontal de alimentos procesados por uno como el que se utiliza en Chile, en el que se muestra claramente si el producto es alto en calorías, azúcares, grasas saturadas y en sodio.



EL ETIQUETADO MEXICANO Y SU EFECTIVIDAD





En México actualmente se utiliza el sistema de Guías Diarias de Alimentación (GDA), el cual fue creado por la industria alimentaria de Reino Unido y se usa en varios países de la Unión Europea y Tailandia.



Se caracteriza por estar basado en una dieta de 2 mil calorías y por brindar información específica sobre los nutrientes que contiene el producto, por ejemplo, muestra la cantidad de calorías que aporta por porción o si la persona consume todo lo que viene en el empaque, lo que permite hacer comparaciones entre artículos.



La principal desventaja del sistema GDA es que es difícil de comprender para la mayoría de la población ya que para interpretarlo se necesitan hacer cálculos matemáticos y hay desconocimiento de los niveles máximos y mínimos de cada nutriente que se recomiendan.



La desinformación es uno de los principales problemas, ya que casi cinco de cada 10 mexicanos no comprende ni lee el etiquetado frontal, aunado a que 90% no sabe cuántas calorías debe consumir al día, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino (Ensanut MC) 2016.



Un estudio realizado en 2011 por investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) arrojó que estudiantes universitarios presentaban gran dificultad para interpretar los datos de las etiquetas.



Estos datos sugieren el sistema GDA no es efectivo para evitar que la población consuma alimentos con altos contenidos en calorías, grasas, azúcares y sodio, entre otros, ya que es difícil de comprender y analizar.




EL ETIQUETADO FRONTAL EN EL MUNDO





A nivel internacional existen 10 tipos de etiquetado frontal que destacan ciertas características de los productos. Algunos estudios han demostrado que aquellos que son más claros ayudan a disminuir los índices de enfermedades crónico-degenerativas, que es lo que se busca lograr en México.



La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) enfatizaron desde 2015 que es necesario reducir el consumo de productos industrializados a través del etiquetado frontal nutrimental y de la regulación de publicidad de éstos.



En el libro “La obesidad en México. Estado de la política pública y recomendaciones para su prevención y control” se explica que este etiquetado “tiene como propósito orientar al consumidor en el punto de venta y, de esta manera, influir en la selección de alimentos y bebidas industrializadas saludables; al mismo tiempo pretende incentivar a la industria alimentaria a reformular los productos menos saludables”.



El etiquetado de advertencia se utiliza en Chile y está en proceso de implementarse en Brasil, Uruguay e Israel. Consiste en cuatro sellos que alertan del alto contenido de azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías.



Su ventaja es que es de fácil interpretación, aunque se cuestiona que se enfoca en la parte negativa de los productos, ya que sólo menciona los nutrimentos que hay que limitar. Otra desventaja es que algunos artículos, como los refrescos, presentan solamente un sello negativo, aunque son de bajo valor nutricional.



En Estados Unidos se usan dos tipos de etiquetado el Nuval y el Heart Check Mark de la American Heart Association. El primero utiliza un algoritmo que analiza los aspectos negativos y positivos de los productos; el segundo brinda confianza al consumidor de que el artículo es bueno. El problema con ambos es que no indican los datos nutrimentales de los alimentos.



En Reino Unido y Ecuador se utiliza un etiquetado de semáforo que incluye los niveles alto, medio y bajo, que es de fácil comprensión para toda la gente, incluso niños. Sin embargo, el  problema es cuando un producto tiene varios colores del semáforo por sus componentes, otro riesgo es que se puede calificar de manera positiva un artículo que no es saludable.



El etiquetado Choices International, que es un logo con una palomita, se usa en Holanda, República Checa, Polonia y Nigeria. Es sencillo de identificar y se ha detectado que impulsa a las empresas a reformular sus productos para contar con esta aprobación, la única desventaja es que no ofrece información nutrimental a los consumidores.



En Australia y Nueva Zelanda se implementó el etiquetado Health Star Rating System, el cual aporta datos nutrimentales del producto y revisa de manera integral la calidad de los alimentos; sin embargo, por su diseño se puede confundir con certificados de calidad que se utilizan para otros artículos.



El sistema de etiquetado Green Keyhole está en Suecia, Dinamarca, Noruega, Islandia y Lituania. Consiste en un símbolo que se encuentra en alimentos empacados que son naturales, pero no brinda ningún tipo de información sobre las calorías o el valor nutrimental de los productos.



En Francia se usa el modelo Nutriscore que utiliza los colores del semáforo y las cinco primeras letras del abecedario para indicar el riesgo que implica el consumo de ciertos alimentos. El problema de este método es que las personas necesitan conocer la clasificación por letras, lo que puede resultar confuso.



Aunque cada uno de los sistemas de etiquetado frontal tiene pros y contras, algunos de ellos han demostrado ser más sencillos y eficientes para que la población reduzca el consumo de productos que tienen alto contenido calórico, de grasas o azúcares.



Por el momento sólo queda esperar a que las autoridades presenten el nuevo modelo de etiquetado que tendrán los alimentos procesados, aunque todo apunta a que éste será muy parecido al de advertencia que se creó en Chile y se ha replicado en otros países con gran eficacia.