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Adicción al alcohol, relacionado a más de 200 enfermedades y lesiones

En México, 33% de la población tuvo un consumo excesivo de alcohol en el último año: encuesta

Escrito en VIDA SANA el

El alcoholismo es uno de los principales factores de riesgo de discapacidad y muerte prematura, pues de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), esta adicción se asocia con más de 200 enfermedades y lesiones, que causan problemas y daños físicos, sociales, mentales y emocionales. A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la adicción al alcohol contribuye a 3 millones de muertes en promedio cada año entre personas de 15 a 49 años.

(Foto: Freepik) 

De acuerdo con el INSP, en México, el consumo de alcohol per cápita es de 4.4 litros por año; sin embargo, el patrón de consumo se caracteriza por ser excesivo, es decir, se consumen grandes cantidades en periodos cortos, especialmente los fines de semana. Y aunque muchos son los datos alarmantes a este respecto, destaca que el consumo entre menores de edad aumentó casi al doble entre 2011 y 2016.

Al respecto, la más reciente Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT), señala que el 71% de la población mexicana ha consumido alcohol alguna vez en su vida y el 33% reporta un consumo excesivo en el último año.

(Foto: Freepik) 

De quienes consumen alcohol, el 55.1% indicó haberlo hecho por primera vez a los 17 años o menos, el 41.3% lo hizo entre los 18 y 25 años, mientras que el 5.6%, entre los 26 y 65 años. Se estima que 4 de cada 10 menores de edad han consumido alcohol alguna vez en su vida, cifra que va en aumento, pues de 2011 a 2016, el consumo en los menores aumentó un 93.1%. 

En la CDMX, aumentó consumo más de 35% durante la pandemia

Tan solo en la Ciudad de México, se registró un alza de 35.8% en el consumo de alcohol debido a la pandemia, según una encuesta elaborada por el Instituto para la Atención y Prevención de Adicciones (IAPA).

Por estas razones, se establece el 15 de noviembre como el Día Nacional contra el Uso Nocivo de Bebidas Alcohólicas, así como el Día Mundial sin Alcohol, para hacer conciencia sobre los graves efectos que esta sustancia puede tener, especialmente en niños y adolescentes.

Alcohol, droga lícita que más se consume en el mundo

Existen muchas razones por las que una persona bebe en exceso y al respecto, el doctor Jesús del Carmen Madrigal Anaya, jefe del Servicio de Toxicología Clínica del Hospital Juárez de México (HJM), indica que el alcohol forma parte de las drogas de abuso, pero el principal problema es que está clasificada como lícita, es decir, que su consumo es aceptado por las autoridades sanitarias, lo que hace que sea la droga número 1 en consumo a nivel mundial.

“Es una sustancia que se busca consumir con la finalidad de modificar el comportamiento, el estado de ánimo y las emociones, pero en muchas personas hay un abuso constante con el afán de sentirse bien, de estar en ambiente o simplemente, escapar de la realidad”, explica el en entrevista con SuMédico.

(Foto: Doctor Jesús del Carmen Madrigal) 

Sin embargo, lo que pocos toman en cuenta, de acuerdo con el experto, es que el abuso de alcohol puede llevar a alteraciones en el estado físico, mental y cognitivo tanto a corto como largo plazo, además de que afecta el trabajo y las relaciones tanto familiares como sociales.

Tal fue el caso de Cruz, un hombre de 85 años quien llegó a dormir en las banquetas por culpa de este vicio, pues sólo vivía para beber, así fuera alcohol del 96.

Casos reales

Cruz era un joven padre de familia muy responsable que incluso se salía de las fiestas para no beber como lo hacían el resto de sus hermanos. Su padre, un maestro rural, había sido un dolor de cabeza no sólo por su afición al alcohol sino porque quien pagaba los platos rotos era su mamá, a quien maltrataba.

El alcoholismo había cundido en su familia y él se quería mantener al margen. Sin embargo, un mal día compró un billete de lotería y, sin realmente esperarlo, ganó algo así como 100 mil pesos, que en esos tiempos (hace 30 años), era muy buen dinero.

Al obtener su premio, Cruz pensó que ya tenía resuelta la vida. No sólo eso, le pedían dinero y prestaba; "compró" un terreno y muebles pero lo hizo a crédito, y comenzó a parrandear.

Dejó su trabajo y el alcohol llegó otra vez a su vida sólo que en ese momento, de manera directa. Las borracheras de los fines de semana después ya se prolongaban durante más días. Se había convertido en un alcohólico y no había quien lograra sacarlo de ahí.

Consecuencias físicas del abuso de alcohol

“En el momento, muchas veces la persona no puede recordar nada o hasta participa en situaciones delictivas o es víctima de abuso sexual. Las grandes cantidades de alcohol deterioran tanto el estado físico, que puede comprometer funciones vitales como la respiración, que se va haciendo más lenta y menos profunda, provocando que el cuerpo pierda niveles de oxígeno”, advierte el doctor Madrigal.

Agrega que, por otro lado, la pérdida del estado de alerta y la presencia de vómitos por la intoxicación de alcohol pueden hacer que la persona se ahogue, una situación que, por supuesto es causa de muerte.  

El especialista recalca que cuando se habla de un alcoholismo crónico, generalmente se ven repercusiones a nivel hepático, como la cirrosis, pero eso no significa que no existan otros problemas, como daños en el estómago, en el sistema nervioso y cardiaco, en los vasos sanguíneos y prácticamente en todos los órganos.

“El alcoholismo se encuentra entre las tres primeras causas de insuficiencia crónica hepática, junto con la hepatitis B y C y el hígado graso”, enfatiza. 

El abuso en el consumo de alcohol también favorece la muerte prematura, pues de acuerdo con el doctor Madrigal, “más del 40% de los accidentes automovilísticos están relacionados con el abuso de alcohol y otro 35-40% con los intentos de suicidio, es decir, que de las personas que intentaron quitarse la vida, casi la mitad obtuvo el valor de hacerlo tomando en exceso”.

Efectos en la salud mental

Pero los efectos físicos de la adicción al alcohol no son lo único y al respecto, David Antonio Hernández Guzmán, psicólogo clínico adscrito a la Unidad de Salud Mental del Hospital Juárez de México, explica que también hay serias consecuencias a nivel emocional.

“La adicción al alcohol es difícil de controlar a pesar de que la persona conoce las consecuencias y en ese sentido podemos decir que hay una alteración en la salud mental, específicamente, en el comportamiento”, indica Hernández.

El especialista considera que es importante reconocer que los problemas con el alcohol tienen causas multifactoriales, desde el sistema cultural, el nivel económico, la familia o incluso hasta el sistema político que rige en una región. También influyen las dificultades psicológicas previas como la ansiedad y depresión.

“Todas estas situaciones configuran en la persona un malestar que los obliga a buscar algún tipo de satisfacción que les ayude a olvidarlo, en este caso el alcohol, que altera el sistema nervioso y produce una sensación de placer momentáneo que luego genera la necesidad de seguirlo consumiendo”, explica.  

(Foto: David Antonio Hernández Guzmán, psicólogo clínico) 

Alcohol produce un efecto de placer, pero solo por un momento

El principal problema, según el psicólogo clínico, es que el alcohol primero produce calma, relajación y placer porque inhibe algunas partes del cerebro, pero a medida que se va aumentando la dosis se ven otros cambios, como la pérdida de la coordinación, problemas de atención, baja capacidad para tomar decisiones e incluso pérdida de la memoria y conductas violentas.

En algunos casos también puede haber cambios en el estado de ánimo que derivan en depresión y ansiedad o algún otro problema mental.

“Un problema de alcoholismo crónico puede afectar de manera permanente el funcionamiento del cerebro, causando incluso trastornos epilépticos”, señala.

Como estos efectos no se revierten, hay problemas para adaptarse al entorno y, por ende, frustración, lo que incita a seguir consumiendo alcohol. Entonces es un círculo vicioso, agrega.

¿Cómo saber que hay un problema con el alcohol? 

Desde la experiencia del doctor Madrigal, notar que se empiezan a descuidar las actividades sociales, familiares, laborales o escolares por consumir alcohol, son algunas de las señales que indican que hay una adicción o dependencia.

En ese sentido, destaca que hay que tomar en cuenta no solo la cantidad, sino la frecuencia con que se bebe.

“Algunas personas toman solo los fines de semana, pero lo hacen viernes, sábado y domingo. Ya tienen un patrón de consumo establecido pero el punto de quiebre es cuando descuidan sus actividades por beber. Llegan alcoholizados al trabajo o la escuela, toman en horas laborales, comienzan los conflictos familiares y de pareja; son indicadores claros de un problema con el alcohol”, puntualiza.

Tomar solo el fin de semana no es algo tan inocente como parece, pues el experto advierte que crea patrones, primero hay una dependencia psicológica y poco a poco se van desarrollando problemas en la salud.

Eso sucedió con Cruz, pues llegó el día en que las borracheras del fin de semana se convirtieron en días de no llegar a dormir a su casa. Su familia un día ya no sabía de su paradero y alguien contó a sus hermanos que lo habían visto tirado, dormido en la calle. Ya era lo que entonces se llamaba "un teporocho".

Fue hospitalizado varias veces por los efectos que el alcohol ya le había provocado y aunque se recuperaba, volvía a lo mismo.

La dependencia lleva incluso a tomar perfumes

Existen distintos niveles cuando se habla de dependencia al alcohol y los más crónicos pueden llevar a conductas sumamente dañinas para el cuerpo y la salud.

“Cuando ya hay un problema grave, surge una necesidad imperiosa de tomar bebidas alcohólicas, en algunos casos, toman cualquier tipo de alcohol, incluyendo el clínico o el que se usa para curaciones. Tristemente algunos llegan a tomar hasta perfumes”, relata el especialista Madrigal.

Para él, una de las cosas tristes es que muchos adolescentes empiezan a tomar desde que eran niños, principalmente por la influencia de un familiar que los incita a probar la bebida.

“No toman en cuenta que el alcoholismo es un problema serio que incluso abre la puerta para iniciar con el consumo de otras drogas que pueden ser todavía más complicadas de manejar”, explica.

Síndrome de abstinencia

Cuando se deja el alcohol se produce lo que se conoce como síndrome de abstinencia, que es como si el cuerpo pidiera esta sustancia causando síntomas intensos como agitación, nerviosismo, ansiedad, sudoración y aumento de la frecuencia cardiaca.

Esto, a su vez, genera una urgencia por beber, por mantener la adicción a pesar de las consecuencias negativas a nivel físico y emocional.

Como consecuencia, el psicólogo clínico Hernández indica que “la persona va a desatender todos los aspectos de su vida. Pierde la capacidad de autocuidado, de relacionarse con otras personas y poco a poco, se va alejando del círculo social”

Tratamiento

Ambos expertos del Hospital Juárez de México coinciden en que la mejor forma de tratar un problema con el alcohol es de manera multidisciplinaria, es decir, con la participación de distintas áreas de especialidad.

Al respecto, el doctor Madrigal Anaya indica que se requiere de una atención de psicólogos, psiquiatras, médicos internistas, trabajadores sociales, grupos de apoyo y familiares para dar una solución al problema.

“En el Centro Toxicológico del HJM nos encargamos de sacar al paciente de la intoxicación por alcohol aguda, especialmente si tomó bebidas adulteradas o alcohol etílico, que tienen efectos muy graves en la salud, como daño hepático agudo, problemas renales o hasta ceguera”, describe el experto.

“Posteriormente canalizamos con las otras áreas que participan en el tratamiento de estos pacientes, especialmente salud mental y de ser posible, lo enviamos a un Centro de Adicciones”, agrega.

En la parte del tratamiento psicológico, Hernández señala que lo que se busca es reestablecer en la persona pensamientos, conductas y emociones que le ayuden a mantenerse cada vez más tiempo sin la necesidad de beber.

También se trabajan las habilidades de comunicación asertiva, de toma de decisiones, de solución de problemas, de control de emociones y de afrontamiento de situaciones de estrés.

(Foto: David Antonio Hernández Guzmán, psicólogo clínico) 

En el caso de Cruz, todo indicaba que ya no tenía remedio, hasta que uno de sus hermanos, que ya se había rehabilitado gracias a Alcohólicos Anónimos (AA), lo convenció de asistir a las reuniones. Al principio lo hizo a regañadientes, pero le fue encontrando sentido a lo que escuchaba ahí.

Actualmente, lleva más de 25 años como alcohólico anónimo y es un convencido de corazón de las bondades de ese sistema de rehabilitación. No deja de asistir a las reuniones de AA donde ahora apoya a otros que como él, cayeron en las garras de la adicción. “Mientras tenga vida seguiré ahí”, sentencia.

Apoyo de la familia

“La familia debe participar, primero conociendo los efectos del alcohol, porque muchas veces la desinformación hace que tachen a la persona de alcohólica y de mala persona, pero con ello solo se aumenta el malestar que hace que se tenga la necesidad de recurrir a la bebida para sentirse mejor”, advierte el psicólogo clínico.

“Por otro lado, los orientamos para que desarrollen habilidades en el manejo de las situaciones con la persona que bebe en exceso, para que no empeoren el problema”, indica.

El experto destaca que quienes conviven con una persona que consume alcohol también se ven afectados, ya que pueden desarrollar trastornos de la conducta, ansiedad, depresión, frustración o hasta violencia para contrarrestar lo que están viviendo, por lo que también requieren apoyo psicológico.

¿Cómo ayudar a alguien con problemas de alcohol?

Hacerlo puede ser complicado, “porque muchas veces la persona que bebe en exceso no reconoce que tiene un problema”, señala Hernández. “Por ello es importante no juzgarla, porque se trata de una enfermedad causada por una sustancia que prácticamente secuestra al sistema biológico”, agrega.

La recomendación del experto es que cambiemos el lenguaje al hablarle a la persona afectada, que tratemos de ser más empáticos, porque no es que sea un alcohólico, es que tiene problemas con el alcohol, es decir, no debemos etiquetar a la persona como si fuera el problema, porque el problema es la enfermedad. Solo así podremos hacer más fácil que acepten el inicio de un tratamiento.

“Es importante resaltar que una persona no deja de ser adicta porque el sistema nervioso ya sufrió cambios con el abuso de una sustancia, pero con una buena orientación en el manejo de habilidades es posible que se mantenga sin consumir por el resto de su vida, aunque todo dependerá del caso; algunos requerirán un seguimiento y apoyo permanente para no sufrir recaídas”, señala el psicólogo del HJM.

Resalta que lo fundamental es no olvidar que sí hay vías para el tratamiento y la mejora de la calidad de vida; no dejemos que el miedo o la desinformación nos impidan solicitar el apoyo que hará que nuestra vida sea mucho más disfrutable, resalta.

Lo que falta por hacer

Desde el punto de vista del doctor Madrigal, para poder disminuir el abuso en el consumo de alcohol y sus consecuencias, en México nos falta empezar a educar más a los niños y adolescentes.

“Tenemos que hacerlos conscientes de los riesgos que hay por consumir alcohol y esto se debe hacer desde casa. En la familia no debemos ser los promotores de esta adicción, mucho menos darles a entender que las borracheras son algo normal. En las escuelas también deben hablarles del tema, pero sin tabúes”, indica.

(Foto: Freepik) 

De igual forma, es fundamental acompañar la educación con el impulso de actividades recreativas como deportes, artes, etcétera, de manera que “los jóvenes y niños tengan el deseo no de consumir alcohol ni drogas, sino de hacer cosas educativas, culturales y saludables, porque eso favorece la producción de químicos en el cerebro que generan placer o bienestar y que erradican las emociones negativas”, concluye.